Este martes se llevó a cabo en Montevideo, Uruguay, la LXI Cumbre de Presidentes del Mercado Común del Sur (Mercosur), que congregó a los mandatarios de los Estados parte y representantes de los países asociados al bloque.
El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, como anfitrión, fue el encargado de abrir la cumbre, que se dio en medio de tensiones de ese país con el resto de los socios del organismo debido al pedido que hizo Montevideo, de manera individual, de ingresar al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP11) o CPTPP.
"Es cierto que llegamos hoy con tensiones, la vida entre los seres humanos se trata de resolver las tensiones, de buscar un justo equilibrio, de buscar un justo término", comentó.
Sin embargo, descartó que esas tensiones busquen una "ruptura" dentro del bloque regional, por lo que invitó a sacar esa teoría "del imaginario colectivo".
Aún así, Lacalle Pou insistió en que su país "necesita y tiene vocación de abrirse al mundo" y ha estado hablando bilateralmente con todos los países, "de manera formal e informal". Además del TPP11, por ejemplo, está en marcha un tratado con China.
Esa apertura de Uruguay al mundo es "lo que mueve la política exterior" del país, dijo el mandatario, que reconoció que sería "mucho mejor" si van en grupo.
"Por supuesto que si le ofrecemos al mundo un mercado como el de los cuatro países (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) vamos a tener mucho mayor poder negociador", indicó.
Lacalle Pou, no obstante, dijo que no pueden "ser obstáculos para que los países progresen" e invitó a sus pares a "ponerse en los zapatos del otro" y ver "cuál es el interés nacional" de cada país.
Señaló que a lo que no está dispuesto Uruguay es a quedarse "quieto", porque "el que se queda quieto se atrasa".
En ese sentido, se quejó de la postergación del tratado con la Unión Europea (UE). "No podemos estar 25 años para firmar un acuerdo, no es serio, no es creíble en el mundo real; y por eso es que nosotros pretendemos seguir ampliando las posibilidades del Mercosur", expresó.
También se quejó de que hoy el Mercosur sea "una de las zonas más proteccionistas del mundo", yendo al contrario, según su juicio, del rumbo que llevan otros países en el planeta, por lo que dijo que hay que "darle un empujón" al bloque.
"El problema son las asimetrías"
A su turno, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, dijo que a su país le preocupan las "decisiones" y las "acciones" unilaterales de algunos de los países del Mercosur que están orientadas a "negociaciones bilaterales con terceros países".
Según Fernández, los países miembros del Mercosur deben respetar las reglas del bloque. Por ejemplo, el Tratado de Asunción establece "la adopción de una política comercial común con relación a terceros Estados o agrupaciones de Estados"; y la Decisión 32/00 del organismo habla de "negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extrazona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias".
"El principio de convivencia en cualquier sociedad es que las reglas se respeten", manifestó el mandatario argentino, que se mostró dispuesta a que se dé la discusión para cambiar las normas.
Contrario a la opinión de su par uruguayo, Fernández señaló que lo que el mundo se plantea actualmente "son cosas muy diferentes a la libertad de comercio".
"Lo que el mundo se plantea hoy es ver como cada economía se defiende frente a los estragos que han hecho la pandemia y la guerra", enfatizó e indicó que lo que se observa es "cómo se potencian las regiones para enfrentar los desafíos", poniendo de ejemplo a la UE, el Tratado entre México, EE.UU. y Canadá (T-MEC) o la Unión Africana.
Por ello, comentó que la solución no "es que cada uno haga lo que quiera" ni el "sálvese quien pueda".
Al contrario, manifestó que lo que tiene que hacer el Mercosur es "potenciar su unidad" para ver de qué modo enfrenta los dilemas al que lo somete el presente.
Fernández dijo que "el gran problema que tiene el Mercosur son las asimetrías de sus países miembros".
"Brasil y Argentina tienen una dimensión de desarrollo distinta a la de sus socios y lo que nunca resolvimos son esas asimetrías, y es hora de sentarnos a hablar de esas asimetrías, ver cómo las resolvemos", comentó.
Sobre el tratado con la UE, expresó que se tiene que alcanzar "un acuerdo digno para el Mercosur" y mencionó que en Europa "hay países proteccionistas" que no quieren que entren algunos productos del bloque.
"Administrar la tensión"
El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, reconoció que todos los países miembros del Mercosur tienen "reclamos", que están generando tensiones.
"Todos tenemos reclamos y esos reclamos generan tensión y tenemos que administrar esa tensión para poder salir con mayor fortaleza", destacó.
Comentó que como presidentes su obligación es defender los intereses de sus países; no obstante, considera que eso también se logra defendiendo "la integración".
Abdo Benítez recordó que el Mercosur tiene 31 años de haber sido fundado y ha pasado ya "los momentos más duros y desafiantes" de su proceso de integración.
"Estamos convencidos de que este proceso de integración es fundamental y estratégico para el desarrollo de nuestros pueblos", ratificó.
"Estamos unidos en este proyecto"
El vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourão, quien estuvo en la cumbre en representación del mandatario del gigante suramericano, Jair Bolsonaro, comentó que los resultados positivos de la relación externa del organismo regional fueron posibles únicamente porque fueron capaces de trabajar juntos y de transmitir un mensaje claro: "Que estamos unidos en este proyecto conjunto que se llama Mercosur".
Señaló que, por el contrario, "los problemas derivarían de las negociaciones individuales".
"Para que podamos seguir avanzando es esencial observar los principios fundamentales de nuestro proceso de integración", subrayó.
En el encuentro, además de los representantes de los Estados parte del Mercosur, estuvieron delegados de los países asociados del bloque: Bolivia, Chile, Ecuador y Colombia.
Al final de la cita, Uruguay entregó la presidencia pro tempore del organismo a Argentina, para los próximos seis meses.