Los futbolistas croatas Dejan Lovren y Marcelo Brozovic fueron acusados de cantar un himno nazi mientras celebraban el tercer puesto de su selección en el Mundial de Catar, informa el periódico italiano Corriere della Sera.
En un video que se viralizó en las redes sociales, los atletas cantan 'Za Dom Spremni' ('¡Por la patria, listos!', en español), según el medio. Es un saludo utilizado durante la Segunda Guerra Mundial por el movimiento fascista croata Ustacha, y representa el equivalente del saludo nazi 'Sieg heil'. La canción fue popularizada inicialmente por Marko Perkovic, famoso cantante y músico croata.
De cualquier modo, para el momento del escándalo en la red ya existía un video similar. Anteriormente, los jugadores celebraron la victoria sobre Brasil con canciones del mismo artista, cuyas letras describe el periódico como "neonazis".
"Son un puñado de personas miserables y envidiosas, que odian todo lo que es croata", respondió a sus críticos Lovren, citado por 24sata.
A esto contestó la cantante Vlatka Pokos, también croata, diciendo que es falso que sus compatriotas odien todo lo croata, pero que no tienen "complejos de gran Croacia" y se niegan a cantar "canciones ustachofilas". "Le recomiendo encarecidamente que regrese a la escuela primaria y aprenda los hechos elementales sobre los ustachos y sus crímenes. Visite Jasenovac y adore a todas las víctimas inocentes que sus 'patriotas' mataron allí", añadió.
- El saludo 'Za dom spremni' fue prohibido por la ley croata. El Tribunal Constitucional de Croacia también se pronunció sobre el tema, calificándolo como un delito contra el orden público y de incitación al odio.
- Desde hace un tiempo, el estribillo de la canción ha ganado especial popularidad entre los jugadores de fútbol del país y sus fanáticos.
- En 2013, la FIFA abrió una investigación contra otro jugador croata, Josip Simunic, que celebró la clasificación de su país al Mundial 2014 entonando cánticos nazis. Además, el futbolista fue condenado por la Justicia de su país a pagar una multa de 4.420 dólares por incitación al racismo, la mayor sanción posible en aquel momento para un incidente de ese tipo.