El rey Felipe VI de España pronunció este sábado su tradicional mensaje de Navidad, sobre el telón de fondo de la inédita crisis institucional que afronta el país, después de que el Tribunal Constitucional suspendiera la tramitación parlamentaria de la reforma de ley para modificar la manera en la que se debían renovar los magistrados del propio tribunal.
En este sentido, el rey expresó su preocupación por la "división" social, el "deterioro de la convivencia" y la "erosión de las instituciones", que pidió "fortalecer" para que "ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes" para que "sean un ejemplo de integridad y rectitud".
"En estos momentos, todos deberíamos realizar un ejercicio de responsabilidad y reflexionar de manera constructiva sobre las consecuencias que ignorar esos riesgos puede tener para nuestra unión, para nuestra convivencia y nuestras instituciones", aseveró Felipe V, advirtiendo que "la división hace más frágiles a las democracias", mientras que "la unión, todo lo contrario, las fortalece".
Asimismo, hizo una férrea defensa a la Constitución surgida "del diálogo y del entendimiento" que representa, según dijo, "la unión que asegura estabilidad, cohesión y progreso". Por ello, pidió no dejar "debilitar" ni "caer en el olvido" sus principios y fundamentos.
En su alocución, el monarca también se refirió al conflicto en Ucrania que, junto con los efectos de la pandemia del coronavirus, —afirmó— "ha provocado una crisis energética con consecuencias graves en la industria, el comercio, el transporte y particularmente en las economías familiares".
A diferencia a los años anteriores, esta vez la atención no se centró en las posibles referencias a la marcha de España del rey emérito Juan Carlos I y a las investigaciones que tenía abiertas sobre su patrimonio y que en pasado marzo fueron archivadas por la Fiscalía.