El proyecto de ley de autodeterminación de género en Escocia, aprobado el pasado jueves por el Parlamento del país, se ha convertido en un foco de tensión política entre Londres y Edimburgo.
La nueva norma, que permitiría que un ciudadano se autoidentifique como transgénero sin la necesidad de controles médicos, reduce el límite de edad legal para cambiar de género de 18 a 16 años y reduce el tiempo que una persona trans debe vivir con su género adquirido (y en territorio escocés) a solo tres meses, para poder cambiar sus documentos.
Reacciones desde Londres y Edimburgo
En las horas posteriores a la aprobación de la iniciativa con 86 votos a favor y 39 en contra, el secretario de Estado para Escocia del Gobierno británico, Alister Jack, advirtió que su oficina analizaría las opciones disponibles para detener el proyecto, incluyendo la posibilidad de veto si la legislación tiene repercusiones en materias reservadas. Asimismo, la ministra de Mujeres e Igualdad del Reino Unido, Kemi Badenoch, dijo que Londres está "analizando disposiciones que pueden provocar la reconsideración" de la legislación, recoge el periódico The Northern Times.
Mientras, el primer ministro británico, Rishi Sunak, comentó que es "completamente razonable" considerar bloquear la reforma de género escocesa. "Mucha gente está preocupada por este nuevo proyecto de ley en Escocia por el impacto que tendrá en la seguridad de las mujeres y los niños", señaló.
Por su parte, la secretaria de Justicia Social de Escocia, Shona Robison, aseguró que el gabinete territorial "rechazará enérgicamente" cualquier intento de Westminster (sede del Gobierno central) de bloquear la reforma de género y prometió defenderla en los tribunales.
Peligros de la reforma
Una de las consecuencias temibles para Londres es que la nueva normativa propicie el turismo de género a Escocia. Las personas transexuales de todo el Reino Unido podrían trasladarse al país, y por ejemplo, rentar allí una vivienda durante solo tres meses para luego identificarse como hombres o mujeres sin el diagnóstico previo de un médico. Otro temor es que en Inglaterra las personas transgénero exijan los mismos derechos.
Además, fuentes del Gobierno señalaron a los medios que los reos escoceses biológicamente varones en las cárceles de Inglaterra podrían aprovechar la nueva ley para exigir que los transfieran a prisiones de mujeres. Por su parte, las personas declaradas mujeres transgénero en Escocia también podrían exigir que sus nuevos derechos se respeten en Inglaterra, como el acceso a espacios solo para mujeres.
La Comisión de Igualdad y Derechos Humanos también advirtió que podría haber un impacto en las leyes sobre discriminación sexual en todo el Reino Unido, incluida la igualdad salarial.
"Destructora de los derechos de la mujer"
La campaña del Partido Nacional Escocés que condena la iniciativa está ganando impulso sobre todo en Inglaterra, debido a los posibles efectos transfronterizos de la reforma legislativa. La escritora y activista británica, J.K. Rowling, ha salido en defensa de los derechos de la mujer al manifestarse en contra del proyecto.
Así, la autora de Harry Potter tildó a la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, de "destructora de los derechos de la mujer" y lució en octubre la camiseta con esta acusación impresa. "Seamos claros. Las mujeres tienen razón al temer que sus espacios sean invadidos; que su privacidad y seguridad se vuelvan comprometidas trágicamente", tuiteó Rowling el viernes, citando las palabras del exparlamentario laborista escocés, Tom Harris.