El mundo sigue estando al borde de la Tercera Guerra Mundial y de una catástrofe nuclear, pero Rusia se esforzará por evitar tal escenario, declaró el expresidente del país, Dmitri Medvédev, en un artículo publicado este domingo en el diario Rossiyskaya Gazeta, en el que resumió los resultados del año 2022.
"Nuevos acuerdos sobre el desarme son irreales e innecesarios en este momento. Cuanto antes obtengamos las máximas garantías de seguridad, que convienen a nuestro país, antes se normalizará la situación. Si no las recibimos, las tensiones persistirán de forma indefinida", advierte el político, que actualmente ocupa el cargo de vicejefe del Consejo de Seguridad.
En esta línea, Medvédev reconoce que el mundo está "al borde de la Tercera Guerra Mundial y de una catástrofe nuclear", si bien —asegura— "haremos todo lo posible para evitarlas".
El operativo en Ucrania
Sobre el conflicto con Ucrania, el expresidente ruso sostiene que la decisión de lanzar el operativo militar fue "difícil", pero recalca que a Moscú no le quedó otro remedio. En este sentido, reitera que Rusia lucha, no contra el pueblo del país vecino, sino contra las autoridades que llegaron al poder tras el golpe de Estado de 2014. En este contexto, subraya que "cualquier negociación" con los dirigentes "títeres" ucranianos perdió sentido ya el año pasado.
Tras recordar que Occidente apoya a Kiev "con todas sus fuerzas" con el envío de armas, la preparación de mercenarios y la ayuda financiera, Medvédev se pregunta: "¿está dispuesto Occidente a desencadenar una guerra en toda regla contra nosotros, incluida la nuclear, por Kiev?". En este contexto, "los políticos occidentales desvían la mirada y retrasan una respuesta honesta", remarca.
Volviendo al tema del eventual conflicto global con el uso de arsenales nucleares, el exmandatario destaca que "lo único que detiene a los enemigos" de Rusia es la conciencia de que Moscú se guiará por su doctrina nuclear en caso de presentarse "una amenaza real".
"El mundo occidental bascula entre un ardiente deseo de humillar y [...] destruir a Rusia, por un lado, y el deseo de evitar un apocalipsis nuclear, por otro", resume el exmandatario.
La OTAN se preparaba para la confrontación con Moscú
En su artículo, Medvédev aborda también el tema de la expansión de la OTAN hacia el Este, al puntualizar que la Alianza Atlántica no cesó de prepararse para "la confrontación, de hecho la guerra, con Rusia". En este contexto, el alto funcionario recuerda las recientes declaraciones de la excanciller alemana, Angela Merkel, que afirmó que los Acuerdos de Minsk de 2015 fueron "un intento de dar tiempo a Ucrania".
"Es decir, [los acuerdos de Minsk] se concibieron originalmente para preparar una guerra sangrienta. Lo que han hecho los neonazis de Kiev, con la plena connivencia o ayuda directa de los 'civilizados europeos'", subraya.
Occidente "se enjaula" ante la crisis "sistémica"
Paralelamente a la crisis "sistémica" en Occidente, principalmente en EE.UU., se forman "nuevos centros de desarrollo que representan a la mayoría de la sociedad mundial", sostiene el ex jefe de Estado ruso. En esta línea, Medvédev resalta que los deseos de Occidente sobre el mundo unipolar no se hicieron realidad y, en la actualidad, Washington, que "profesa el neocolonialismo", y sus aliados no pueden ofrecer "nuevas ideas" que resuelvan los problemas globales y garanticen la seguridad colectiva.
"Ahora es evidente que el mundo occidental se convierte paulatinamente en una fortaleza asediada, cuyas entradas se sellan a cal y canto con muros [...]. Se enjaula, mientras el resto del mundo vive en paz en libertad", asevera el político.
Las sanciones y sus efectos
Medvédev indica que Occidente se encuentra ahora en esta situación, debido a que destruye "con sus propias manos" los fundamentos principales de la economía de mercado, introduciendo sanciones "ilegales" y todo tipo de prohibiciones contra Rusia.
En este sentido, resalta que el bloqueo "tecnológico e informático", que busca "limitar el acceso a las tecnologías punta a todos los potenciales rivales de EE.UU.", solo lleva a que los países sancionados traten de eludir las prohibiciones. Según Medvédev, las restricciones antirrusas son "la última señal" para otros estados de que "ya no se puede tratar con el mundo anglosajón".
Asimismo, hace hincapié en que tras la imposición de las sanciones en su contra, Moscú no debe regirse por "los límites de la decencia tradicional". "Tenemos derecho a hacer con sus bienes [de los países no amistosos] lo que consideremos aceptable con arreglo a nuestra legislación", concluye.
Sobre el estado de la economía rusa, Medvédev resalta que, pese a la avalancha de sanciones, pudo resistir, y ahora prosigue "la reorientación estratégica de toda la infraestructura rusa hacia los mercados de los países amistosos". "No se logró desconectarnos y aislarnos de la infraestructura mundial [...]. El Gobierno consiguió mantener el equilibrio del mercado de divisas y minimizar los riesgos", destaca.