El Parlamento de Israel ha investido primer ministro a Benjamín Netanyahu, dando inicio al que podría ser el Gobierno más conservador y de extrema derecha de la historia del país, según publica The Times of Israel.
Netanyahu, de 73 años, se posicionó en el cargo este jueves, momentos después de que el Parlamento, o Knéset, aprobara un voto de confianza a su nuevo gabinete. La coalición entrante fue aprobada por 63 votos a favor y 54 en contra, de los 120 escaños posibles.
En su intervención ante el pleno previa a la votación, el mandatario indicó que las prioridades gubernamentales serán detener el programa nuclear iraní, desarrollar las infraestructuras del Estado y restablecer la seguridad interior y la gobernanza.
El nuevo Gobierno también impulsará una amplia reforma judicial, donde buscará aprobar una ley de anulación del Tribunal Supremo destinada a reducir los controles judiciales sobre el Ejecutivo y Legislativo. Asimismo, planea centralizar aún más el control ultraortodoxo sobre los servicios judíos estatales. Además, estaría considerando una política de anexión de Cisjordania, según los acuerdos de coalición firmados entre el partido Likud, de Netanyahu, y los otros cinco partidos asociados.
Coalición ultraconservadora
Uno de esos aliados es el Partido Sionista Religioso, que ha impulsado la expansión de las colonias judías en los territorios palestinos ocupados. El líder del partido, Bezalel Smotrich, quien se describe a sí mismo como un "orgulloso homófobo", será el próximo ministro de Finanzas del país, además, se desempeñará como un ministro independiente del Ministerio de Defensa y estará encargado de supervisar la construcción judía y palestina en la zona C de Cisjordania
El controversial político fue detenido por los servicios de inteligencia israelíes en 2005 como sospechoso de planear una manifestación violenta a favor de los asentamientos.
Otzma Yehudit, otro partido de extrema derecha que hace parte de la coalición, hizo campaña con la promesa de restablecer la seguridad interna y la gobernanza tras criticar la falta de vigilancia policial en el país, en medio de un creciente número de atentados terroristas. El polémico líder de la formación, Itamar Ben Gvir, se aseguró un control sin precedentes sobre las fuerzas del orden como cabeza del recién creado Ministerio de Seguridad Nacional.
El partido ultranacionalista también se comprometió a instituir la pena de muerte para terroristas convictos, así como despojar de su nacionalidad y deportar a otros atacantes. Además, estudia la posibilidad de prohibir la bandera palestina en las instituciones financiadas por el Estado y las autoridades municipales locales.
Otro socio de la coalición es el partido Noam, conocido por su abierta postura anti-LGBTQ, del que hace parte el recién instalado viceministro del Gabinete, Avi Maoz, quien dirigirá una oficina de Identidad Nacional Judía, además del Departamento para la Conciencia del Estado Judío.
"Sed de poder"
Algunos expertos ya han expresado su preocupación por la dirección del nuevo Ejecutivo. "Para los socios de Netanyahu, se trata de un gobierno de ensueño", afirmó Yohanan Plesner, presidente del 'think tank' Israel Democracy Institute. "Y el sueño de una parte es la pesadilla de la otra. Se espera que este gobierno lleve al país por una trayectoria completamente nueva", agregó.
Smotrich y Ben-Gvir "tienen una sed de poder muy fuerte" y su prioridad sigue siendo la expansión de los asentamientos en Cisjordania, afirmó por su parte Denis Charbit, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Abierta de Israel.
Según el experto, este gobierno es el resultado de "la debilidad política de Netanyahu, ligada a su edad y a su juicio, y al hecho de que tiene una nueva familia política de la derecha revolucionaria que nunca habíamos visto con esta fuerza en Israel", concluyó.
"Amenaza para el pueblo palestino"
Por su parte, la Autoridad Palestina pidió este jueves un boicot internacional al nuevo Gobierno de Israel por su agenda de línea dura y derechista, además rechaza las "políticas anexionistas, violentas, racistas y de incitación a la limpieza étnica" que este promueve.
"El Estado de Palestina considera esta agenda una amenaza existencial para el pueblo palestino y sus derechos inalienables e inviolables", dice una declaración hecha pública por el Ministerio de Asuntos Exteriores palestino.