Bélgica analizará las aguas residuales de los aviones procedentes de China en busca de nuevas variantes de covid-19 en medio de uno nuevo brote que sufre el gigante asiático, anunció este lunes el ministro belga de Sanidad y Asuntos Sociales, Frank Vandenbroucke, informan medios locales.
Según el funcionario, los análisis se realizarán dos veces por semana. Por otro lado, los viajeros que regresen de China y experimenten síntomas relacionados con el coronavirus, deberán someterse a una prueba PCR o de antígenos.
"Será un objetivo de control adicional para verificar que los datos que recibimos de China son exactos", dijo a Reuters Steven Van Gucht, virólogo del Instituto Nacional de Salud Pública Sciensano, del país europeo.
Además, afirmó que el Gobierno es consciente de que algunos pasajeros infectados podrían no usar el baño durante sus vuelos, y por lo tanto la nueva medida "no está destinada a rastrear a las personas, sino a realizar un seguimiento independiente de lo que está sucediendo en China".
Mientras tanto, una nueva ola disparó la cantidad de casos de infección en el país asiático a medida que el Gobierno relajó varias restricciones anticovid, que fueron motivo de protestas masivas. Hasta 248 millones de personas, casi el 18 % de la población china, se habrían infectado en los primeros 20 días de diciembre.
No obstante, algunos medios informan que, a pesar de todo eso, China podría abandonar su política de confinamientos y reabrir las fronteras a partir del 8 de enero de 2023. Además, la Comisión Nacional de Salud del país dejó de publicar informes diarios sobre los nuevos casos de coronavirus desde el 25 de diciembre.
En consecuencia, las autoridades de varios países están imponiendo o considerando la posibilidad de implementar restricciones a los viajeros procedentes de la nación asiática. Por ejemplo, el Gobierno de España anunció que exigirá el certificado de vacunación de coronavirus o una prueba negativa a los pasajeros que lleguen desde China.