Camacho se declara "prisionero político" del Gobierno boliviano y reta a Arce a un debate
El gobernador del departamento boliviano de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, acusado por delitos de terrorismo, sedición y conspiración en la causa judicial denominada Golpe de Estado I, escribió una carta desde el penal de máxima seguridad Chonchocoro en la que desafía al presidente del país, Luis Arce, a mantener un debate.
"Sea valiente y acepte un debate conmigo. Un debate donde usted defienda a su Gobierno autoritario, en contra del proyecto democrático de las regiones y de todos los bolivianos que queremos vivir en paz y sin dictadura", dice la carta difundida a través de las redes sociales del opositor ultraderechista.
En la misiva se refiere a las declaraciones de Arce en Brasil, en las que aseguró que es "evidente" la participación de Camacho en el golpe de Estado de 2019 que sufrió el expresidente Evo Morales.
"Camacho se negó a asistir a las cuatro citaciones. Hoy hay vídeos en las redes en los que confiesa haber participado en el plan para colocar a Áñez en el cargo. Y, por si fuera poco, todos lo vieron en la terraza del Palacio Quemado con la Biblia en la mano. Las pruebas de su participación son evidentes", afirmó el mandatario en una entrevista para el diario Folha de Sao Paulo.
Por su parte, el gobernador acusa a Arce de "justificar ante la prensa internacional su secuestro y detención". "Usted sabe que eso es mentira, sabe que ese es un caso inventado por su Gobierno con el fin de buscar revancha contra los bolivianos que salimos a las calles a defender la democracia del fraude que montó su partido [Movimiento al Socialismo (MAS)] el 2019", expresa Camacho, que se declara "prisionero político" del Gobierno.
Al final de la carta, el gobernador reconoce que Arce "seguramente no aceptará" el debate, al tiempo que recalca que tanto el presidente como él son "responsables ante la historia" por la situación que se generó en el país.
Camacho, que fue detenido el pasado jueves, cumple los cuatro meses prisión preventiva que le impuso la Justicia boliviana. La detención y reclusión del gobernador ha provocado una ola de violentas protestas en las que sus simpatizantes exigen que lo liberen.
El golpe
En febrero de 2019, Camacho llegó a la presidencia del Comité Cívico Pro Santa Cruz y, meses más tarde, azuzó el golpe de Estado con el pretexto de que Morales, supuestamente, había cometido fraude en las elecciones presidenciales de octubre de ese año.
El dirigente convocó a un Cabildo en Santa Cruz y encabezó violentas protestas durante 21 días. Arrogándose una representación que no tenía, le dio a Morales un plazo de 48 horas para que renunciara.
Luego redactó él mismo una carta de renuncia y exigió que el presidente la firmara, a lo que Morales se negó. Consumado el golpe, Camacho se tatuó esa carta, junto con una cruz, para celebrar su victoria política.
La mañana del 10 de noviembre de 2019, cuando la grave crisis postelectoral se recrudecía, Camacho llegó hasta la sede del Gobierno en La Paz, se arrodilló y, al grito de "Dios volverá a Palacio", colocó una Biblia en el piso junto con una bandera boliviana.
Horas más tarde, obligado por las fuerzas Armadas y de Seguridad, Morales renunció. Camacho atribuyó el desenlace a sus rezos. Un mes después, se filtró el video de una conversación en la que Camacho reconocía que su padre había hecho un acuerdo con el Ejército y la Policía para que no reprimieran las protestas que los opositores llevaron a cabo después de las elecciones.
Esas manifestaciones, así como la falta del respaldo de las fuerzas Armadas y de Seguridad, fueron decisivas para que se consumara el golpe.