Altos funcionarios estadounidenses ocultaron a los medios que el 29 de agosto de 2021, un día antes de que Estados Unidos completara su retirada de Afganistán, varios civiles fallecieron en Kabul en un ataque contra un auto que los militares norteamericanos confundieron con un vehículo terrorista, según se desprende de los resultados de una investigación militar a la que ha tenido acceso The New York Times.
Al cabo de unos minutos se dio a conocer que el vehículo atacado por un dron estadounidense en la capital afgana era civil, si bien los altos cargos militares siguieron hablando durante días de la destrucción de un objetivo terrorista.
Los documentos de la investigación del Mando Central de EE.UU. indican que, en los primeros minutos que siguieron al ataque, los analistas militares informaron a sus jefes de la posibilidad de que hubiera víctimas civiles y, tres horas después, afirmaron que al menos tres menores de edad se encontraban entre los fallecidos.
El Mando Central anunció en un comunicado difundido la misma jornada que no había "indicios" de que se hubieran registrado víctimas civiles y, horas después, afirmó que las potentes explosiones subsecuentes podrían haber causado dichas bajas, si bien no mencionó la muerte de los menores reportada por los analistas.
Los oficiales militares siguieron ocultando lo que sabían sobre el ataque. Tres días después, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, dijo que el ataque había sido "justo" y que tuvo como resultado la eliminación de un facilitador del Estado Islámico y "otros" desconocidos.
La investigación del incidente fue completada una semana y media después del ataque, pero sus conclusiones no han sido publicadas. El diario estadounidense ha obtenido 66 páginas parcialmente censuradas de la pesquisa a través de una demanda judicial contra el Mando Central en virtud de la Ley por la Libertad de la Información.
Los oficiales del Pentágono señalaron que, en el momento del ataque, que tuvo lugar en los últimos días de la caótica retirada de los militares estadounidenses de Afganistán, no conocían la identidad del conductor del coche y que su Toyota Corolla blanco coincidió con datos de inteligencia sobre la planificación de un atentado terrorista.
Además, consideraron sospechosas las actividades que el conductor llevó a cabo ese día, ya que, según afirman, visitó una casa segura del Estado Islámico y, en determinado momento, cargó el vehículo con lo que podrían ser explosivos.
"Fue un error"
El conductor, que se encuentra entre los 9 civiles fallecidos, incluidos 7 menores, fue posteriormente identificado como Zemari Ahmadi, un ingeniero eléctrico de 43 años que desde 2006 trabajaba en una ONG estadounidense y había solicitado el reasentamiento a EE.UU.
La investigación llevada a cabo por el medio a primeros de septiembre de 2021, basada en cámaras de vigilancia y en los testimonios de los colegas y familiares de Ahmadi, reveló que los desplazamientos que hizo el hombre el día del ataque tenían, en realidad, como objetivo trasladar a colegas hacia y desde el trabajo, mientras que un análisis de los videos de las cámaras de seguridad mostró que lo que cargó en el vehículo fueron recipientes de agua y no explosivos.
El 17 de septiembre de 2021, el general Kenneth McKenzie, jefe del Mando Central de Estados Unidos, reconoció que aquel ataque con dron "fue un error" y ofreció sus "sinceras disculpas" y "profundas condolencias" a los familiares de las víctimas.
Hasta el momento, señala el diario, ningunos de los familiares de Ahmadi ha recibido asistencia monetaria por parte del Gobierno estadounidense a consecuencia del ataque.