Un nuevo estudio paleobotánico llevado a cabo por instituciones alemanas y austriacas permitió identificar que la flor fosilizada más grande conservada en ámbar pertenecía a una especie distinta a la que se había descrito hace más de 150 años, informó este jueves el Instituto Leibniz para la Ciencia de la Evolución y la Biodiversidad (Alemania).
De acuerdo con los autores del hallazgo, publicado en la revista Scientific Reports, en 1872 se examinó por primera vez el espécimen de ámbar báltico, catalogado oficialmente como X4088, el cual probablemente provenía de las minas de la península de Samland, en la ciudad de Kaliningrado (Rusia).
En su momento, los científicos determinaron que los restos botánicos pertenecían a la especie 'Stewartia kowalewskii', que es un género de la familia de la planta del té ('Theaceae'). El X4088 fue colocado en una caja de vidrio que contenía una solución de resina obtenida de árboles tropicales de la India, para posteriormente ser almacenado en la colección del Instituto Federal de Geociencias y Recursos Naturales de Alemania.
Tras permanecer en el olvido durante más de un siglo, las investigadoras Eva-Maria Sadowski y Christa-Charlotte Hofmann decidieron analizar nuevamente el histórico espécimen de la planta preservada, que mide tres centímetros de ancho, un tamaño tres veces superior al de la mayoría de las inclusiones florales. "Si encuentras una flor singular, por lo general son bastante pequeñas", aseguró Sadowski.
Esta nueva investigación se contempló la extracción del polen liberado por los estambres de la flor fosilizada de cinco pétalos. Sin embargo, la caja de vidrio impidió obtener la muestra requerida. Después de un arduo proceso para separar la resina viscosa que cubría a la inclusión, se pudieron retirar los granos de polen de una antera y del ámbar circundante con la ayuda de un bisturí.
"Es muy excepcional encontrar una flor tan grande en ámbar, con los estambres en el punto perfecto de estar abiertos para liberar su polen mientras la flor estaba retenida por la resina", indicó Sadowski. Más adelante, los órganos fosilizados bien conservados fueron estudiados a través de un microscopio electrónico de barrido. "Solo un aumento extremadamente alto nos permite ver los detalles morfológicos de los granos de polen, que tienen un tamaño de solo unos pocos micrómetros", señaló Hofmann.
Descubrir la verdad después de 150 años
Ambas científicas pudieron precisar, con base en las características del polen, que la inclusión floral tenía relación con pequeños árboles y arbustos de hojas perenne que crecen en Asia, pertenecientes al género 'Symplocos' de la familia de los 'Symplocaceae'. Ante este descubrimiento, se propuso nombrar al fósil como 'Symplocos kowalewskii'.
Además, se pudo conocer que el clima en Europa era más cálido y las lluvias más comunes hace entre 34 y 38 millones de años, durante el período del Eoceno tardío. También se comprendió sobre la transformación de los bosques en el continente europeo al paso del tiempo. "Este nuevo conocimiento nos ayuda a obtener una visión más profunda de los bosques de la historia de la Tierra y a comprender su evolución en el tiempo y el espacio", concluyó Sadowski.