Un equipo de ingenieros aeroespaciales chinos resolvió un complejo problema cibernético para desarrollar un sistema de defensa aérea reutilizable. Se estructura alrededor de una aeronave no tripulada, propulsada por un motor a reacción, que puede volar a más de cinco veces la velocidad del sonido en largas distancias. El dron diseñado atacaría las armas hipersónicas y podría estar operativo para sucesivas misiones, informa South China Morning Post.
Luego de la detección en el espacio aéreo de un misil hipersónico enemigo, mediante el uso de satélites de alerta temprana y estaciones de radares terrestres, el dron puede predecir su trayectoria. La amenaza quedaría neutralizada en pleno vuelo, al ser impactada con armas de energía cinética, y el dron puede entonces estar listo para nuevas misiones.
Cómo opera
El equipo de ingenieros tuvo primero que resolver un problema matemático relacionado con el hecho de que los algoritmos para intercepciones en pleno vuelo están escritos para plataformas de misiles convencionales, impulsadas por motores de cohetes. Se requieren muchos cálculos sofisticados para neutralizar de manera efectiva un misil que va extremadamente rápido y realiza complejas maniobras evasivas. Una actualización de esas ecuaciones era fundamental para evitar un desastre con el dron hipersónico.
El nuevo algoritmo cibernético
Los ingenieros chinos emplearon los resultados de un trabajo doctoral del 2004, de David Benson, entonces estudiante de posgrado en el MIT. Benson propuso una solución matemática, conocida como 'transcripción pseudoespectral de Gauss', que podría reducir significativamente la complejidad del control de vuelo para los vehículos de lanzamiento. También utilizaron un algoritmo desarrollado por la NASA para un proyecto cancelado de avión hipersónico.
Aun cuando las simulaciones por computadora indicaron que el nuevo algoritmo desarrollado tendía a trazar una ruta de vuelo no tan óptima, los cálculos realizados por el sistema fueron lo suficientemente precisos como para dirigir la aeronave a 6,8 kilómetros del objetivo. Esta distancia garantizaba la destrucción del misil enemigo con el uso de un arma cinética. Al simplificar significativamente el proceso de cálculo con el nuevo algoritmo, las computadoras de a bordo podían manejar adecuadamente la misión de intercepción.