Las especulaciones sobre cuándo volverá el expresidente brasileño Jair Bolsonaro de Florida, EE.UU., donde se encuentra desde diciembre son constantes. Y más después de que el 8 de enero una horda de radicales bolsonaristas atacasen las sedes de los tres poderes, en rechazo al resultado de las elecciones ganadas por Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro viajó el 30 de diciembre a Orlando y se saltó así la tradición de tener que colocar, el 1 de enero, la banda presidencial a su sucesor en Brasilia, a quien hasta ahora no ha reconocido la victoria. Antes de marcharse, el ultraderechista estuvo encerrado y en silencio en su residencia oficial sin apenas interactuar en las redes sociales.
El 8 de enero de producían los ataques de sus seguidores en la capital y, un día después, Bolsonaro ingresaba en un hospital en Florida tras un fuerte dolor abdominal.
La prensa indica que el ultraderechista habría entrado en EE.UU. con un visado reservado a los jefes de Estado, que ya estaría a punto de expirar. Bolsonaro y su mujer, Michele, se instalaron en la casa de exluchador de artes marciales mixtas brasileño José Aldo da Silva.
Lo que sí se sabe es que Michele regresó sola el jueves pasado por la noche a Brasilia. Un día después, el senador Flávio Bolsonaro explicó a los periodistas que su padre ha iniciado los trámites para renovar el visado.
"No hay previsión [de vuelta], él [Bolsonaro] sabrá. Podría ser mañana, dentro de seis meses o nunca volver. No sé. Nunca tomaste vacaciones, ¿verdad?", espeto a un periodista.
La declaración del hijo de Bolsonaro contradicen a la realizada por Valdemar Costa Neto, que lidera el Partido Liberal (PL), formación con la que el ultraderechista se presentó a las elecciones. En una entrevista la semana pasada en O Globo, Costa aseguró que Bolsonaro podría regresar esta semana a Brasil.
"No tiene miedo"
El hijo de Bolsonaro comentó que su padre "está despreocupándose", después de pasar los últimos cuatro años "haciendo lo que mejor podía por Brasil".
También descartó un posible temor del expresidente a un cerco judicial que lo pueda llevar a prisión por gestión durante su gobierno. Bolsonaro se enfrenta a 16 investigaciones en el Tribunal Superior Electoral (TSE) y, por lo menos, a otros cuatro en el Supremo Tribunal Federal (STF).
Entre las nuevas investigaciones se añade una del STF para investigarle por su supuesta implicación en los actos del 8 de enero y que se basa en un video que él mismo colgó en las redes dos días después del asalto. La grabación cuestionaba los resultados electorales. El primer día de enero, Bolsonaro perdió su inmunidad.
"No tiene miedo, porque no tiene absolutamente ninguna responsabilidad por lo que pasó en Brasil. Si estuviera sentado en la silla del presidente, se podría haber dicho: 'El presidente facilitó alguna cosa'. Pero el presidente ya no era Bolsonaro", afirmó.
Y continuó: "No hay nada que lo implique jurídicamente (...) no hay manera de vincularlo con un acto criminal. Él está tranquilo".
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