El embargo de la Unión Europea a los suministros marítimos de los productos derivados del petróleo ruso, acordado en junio del año pasado, ha entrado en vigor este 5 de febrero.
Este viernes, el bloque comunitario llegó a un acuerdo sobre los topes al precio de los productos petrolíferos rusos transportados por mar en función de su categoría. Una jornada después, el Consejo europeo, que actuó en coordinación con los países del G7 y Australia, detalló cómo planea aplicar el mecanismo.
En particular, se establece un límite de 45 dólares por barril para los productos que se venden con descuento respecto al crudo (como el fueloil), mientras que se fijan 100 dólares por barril para artículos petrolíferos que se venden con sobreprecio en relación al crudo (diésel, queroseno y gasolina).
De este modo, se prohíbe suministrar por mar a terceros países la producción que se realice a precios superiores a los establecidos. Al mismo tiempo, se veta prestar la asistencia técnica, los servicios financieros o de intermediación relacionados con las entregas.
Las restricciones también entran en vigor este 5 de febrero. Para cumplir con los contratos acordados antes de esta fecha se aplica un período transitorio de 55 días para aquellos productos petrolíferos rusos adquiridos a un precio superior a los límites. Sin embargo, la medida solo se activa para los barcos que fueron cargados con el combustible ruso antes del 5 de febrero y lleguen al puerto de destino hasta el 1 de abril.
Desde el pasado 5 de diciembre se encuentra en vigor el tope al precio del crudo ruso fijado en 60 dólares por barril, si bien la restricción contiene varias exenciones. En el comunicado oficial de la UE de este sábado se precisa que el Consejo comunitario revisará este mecanismo a mediados de marzo y que la reevaluación del límite se realizará cada dos meses.
Posibles consecuencias
Mientras, desde el Ministerio de Energía de Hungría ya advirtieron que Europa podría enfrentarse a "una escasez de diésel y una subida de los precios de productos petrolíferos", porque "hasta ahora la mitad de las necesidades del diésel" procedía de las fuentes rusas.
"Por efecto de las sanciones, Europa se ve obligada ahora a depender de otras fuentes más lejanas, como la India, Oriente Medio y China, lo que significa que puede abastecerse de productos petrolíferos mucho más lejos y a precios mucho más altos, lo que podría provocar inseguridad en el suministro", señalaron desde el organismo, citado por medios locales.
Paralelamente, la institución recordó que Budapest logró una exención "temporal" en relación con los suministros de crudo vía oleoductos, por lo que todavía es posible "procesar y vender productos de origen ruso en el país, aunque el comercio con otros países sólo será posible con productos de origen no ruso". En esta línea, acentuaron que las nuevas restricciones podrían afectar al país "a largo plazo".
Desde Moscú han declarado en reiteradas ocasiones que no suministrarían sus productos de petróleo a los países que se han sumado a la medida. Desde el 1 de febrero rige un decreto firmado por el presidente ruso, Vladímir Putin, que prohíbe las entregas a compañías e individuos extranjeros si en los contratos "prevén directa o indirectamente la utilización del tope al precio". Entre otras disposiciones, el documento establece que los suministros pueden ser autorizados con un permiso especial del mandatario.
- Pese a la oleada de sanciones, Rusia logró aumentar sus ingresos por la venta de gas y petróleo que crecieron un 28 % en 2022, comunicó a mediados de este mes el vice primer ministro ruso Alexánder Novak.