El peso de los depredadores terrestres modernos puede variar desde unos gramos hasta más de una tonelada. Sin embargo, en la era mesozoica estas diferencias eran aún más amplias.
Los terópodos (dinosaurios carnívoros) más pequeños conocidos, los 'Anchiornis huxleyi', llegaban a pesar unos 200-300 gramos, mientras que otros presentaban casos de gigantismo, con tamaños que no ha alcanzado ningún otro depredador terrestre actual. Por ejemplo, el famoso 'Tyrannosaurus rex' alcanzaba de adulto las 8 o 9 toneladas de peso, lo que equivale, en promedio, a cuatro veces la masa de un hipopótamo.
Hasta hace poco, los científicos creían que estas diferencias de tamaño se explicaba por la denominada tasa de crecimiento. En otras palabras, pensaban que los dinosaurios pequeños crecían lentamente y que, por el contrario, los dinosaurios grandes lo hacían anormalmente rápido.
Sin embargo, después de estudiar los huesos de unas 80 especies de dinosaurios carnívoros, un equipo internacional de paleontólogos de Estados Unidos y Argentina concluyó que no había relación entre la tasa de crecimiento y el tamaño del cuerpo, explica en un comunicado la Universidad de Ohio (EE.UU.).
A medida que crecen, los huesos de muchos animales, entre ellos los dinosaurios, van dejando huellas, al igual que sucede con los anillos de los troncos de los árboles. Esas marcas pueden utilizarse para estimar el ritmo de crecimiento: las que están muy espaciadas indican un crecimiento más rápido, mientras que las poco espaciadas, uno más lento.
Como las condiciones de vida varían según el año –por ejemplo, puede haber momentos en los que el alimento escasea–, la tasa de crecimiento del organismo también cambia y eso queda reflejado en estas marcas.
Gracias a este análisis, los científicos determinaron que algunos dinosaurios gigantes crecían muy lentamente, incluso más despacio que los caimanes actuales, mientras que otros más pequeños lo hacían tan rápido como los mamíferos que viven en la actualidad. Sin embargo, la duración de vida de las especies pequeñas era mucho más corta, mientras que los tiranosaurios alcanzaban unos 30 años.
Así, contrariamente a las expectativas, no solo fue la tasa de crecimiento, sino también la duración del período activo de ganar masa lo que desempeñó un papel clave en que algunas especies de dinosaurios depredadores se hicieran tan grandes, concluyó el estudio, publicado en Science.