El expresidente brasileño Jair Bolsonaro dijo este sábado que está agradecido por haber ejercido un mandato y aseguró que su misión en el país latinoamericano "no ha terminado". Sus declaraciones se realizaron en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), el mayor foro anual de la derecha de EE.UU., que se desarrolló esta semana a las afueras de Washington D.C.
"No es fácil ser político, especialmente cuando quieres cumplir tu palabra y ayudar a la gente. En este momento doy gracias a Dios por mi segunda vida y por la misión de ser presidente de Brasil por un período, pero en el fondo siento que esa misión no ha terminado", señaló el exmandatario.
Bolsonaro llegó a la capital estadounidense acompañado del exministro de Turismo Gilson Machado y el diputado federal Eduardo Bolsonaro, el tercero de sus hijos. Durante su discurso, el ultraderechista describió su relación con el expresidente de EE.UU Donald Trump como "simplemente excepcional" y destacó que fue el último jefe de Estado en reconocer las elecciones que dieron la victoria a Joe Biden en 2020.
"En esta tierra de libertad, progreso y orden, me siento como si estuviera en Brasil. Es muy reconfortante ser recibido así en Brasil y en cualquier parte del mundo. Soy el expresidente más querido de Brasil", afirmó.
Por otra parte, cuestionó una vez más el resultado de los comicios que eligieron al actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
"Tuve mucho más apoyo en 2022 que en 2018. No sé por qué los números mostraban lo contrario", comentó Bolsonaro, de 67 años, quien anunció su intención de regresar a su país "en las próximas semanas".
Asimismo, criticó el atraque de buques de guerra iraníes en Río de Janeiro y se pronunció a favor de flexibilizar el porte y posesión de armas, su rechazo al aborto y el fin de la ideología de género.
"Un país armado jamás será subyugado", expresó.
Además, arremetió contra los mandatos de vacunación contra el covid-19, resaltando que "no obligó a nadie a ser vacunado en Brasil".
Bolsonaro, que viajó a EE.UU. el 30 de diciembre del año pasado, dos días antes de la toma de posesión de Lula el 1 de enero, cuando perdió la inmunidad, se enfrenta a 16 investigaciones en el Tribunal Superior Electoral y, por lo menos, a otras cuatro en el Supremo Tribunal Federal, entre ellas una investigación por su supuesta implicación en los disturbios del pasado 8 de enero, cuando bolsonaristas radicales atacaron las sedes de los tres poderes del Estado en Brasilia.