Kiev sigue pidiendo a Washington más armas, pero esta vez quiere las controvertidas bombas de racimo, prohibidas por más de 120 países porque podrían provocar numerosas víctimas mortales entre la población civil, para lanzarlas sobre la tropas rusas desde drones, informó este lunes Reuters, citando a congresistas estadounidenses.
De acuerdo con dos miembros del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de EE.UU., Jason Crow y Adam Smith, funcionarios ucranianos instaron a los legisladores estadounidenses en la Conferencia de Seguridad de Múnich, celebrada en febrero, a que presionaran a la Casa Blanca para obtener su aprobación para la entrega de estas municiones.
Así, Ucrania busca obtener MK-20, también conocidas como CBU-100, bombas de racimo lanzadas desde el aire que se abren en pleno vuelo, liberando más de 240 submuniciones similares a dardos, o minibombas.
Kiev espera que este tipo de arma le de una ventaja en el campo de batalla. Según Smith, las Fuerzas Armadas ucranianas creen que estas submuniciones "tienen mejor capacidad de perforar blindajes" que las bombas que han lanzado desde aviones no tripulados hasta ahora.
Varios congresistas "bastante favorables" a las peticiones de Kiev
Reuters apunta que existe cierto apoyo en el Gobierno estadounidense sobre el asunto. Así, un funcionario del Congreso dijo que la mayoría de los republicanos son "bastante favorables" a las peticiones de Kiev. El senador republicano Lindsey Graham argumentó que se trata de un conflicto en el que los ucranianos tienen menos gente y que las municiones de racimo son realmente eficaces. A su juicio, en las zonas donde el régimen de Kiev utilizaría estos proyectiles "no hay civiles".
Además, se señala que aunque la empresa Textron Systems Corporations, que trabaja para el Pentágono, dejó de producir MK-20 en 2016, todavía hay más de un millón de estas en las reservas militares estadounidenses. Su suministro también aliviaría la escasez de otros tipos de proyectiles de 155 mm que Washington envía al Ejército ucraniano en enormes cantidades.
El suministro a Ucrania de "armas prohibidas socavaría su autoridad moral"
Sin embargo, no se puede asegurar que la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, vaya a dar este paso.
Las bombas de racimo suelen lanzar grandes cantidades de minibombas que pueden matar indiscriminadamente en una amplia zona. Los opositores argumentan que cuando estas minibombas se dispersan, pueden mutilar y matar a civiles, así como que tienen un alto índice de fallos, por lo que los proyectiles sin estallar representan un peligro durante años.
Así, según Tom Malinowski, excongresista que ocupó el cargo de máximo responsable de derechos humanos del Departamento de Estado, el suministro a Ucrania de "armas prohibidas socavaría su autoridad moral".
A su vez, Jason Crow, veterano de las guerras de Afganistán e Irak, dijo que se oponía a proporcionar armas de este tipo a Kiev debido a su alto índice de fallos, que empeoraría el ya enorme problema de municiones sin detonar que hay en el territorio ucraniano. Sin embargo, señaló que podría apoyar la entrega con garantías de que las tropas de Kiev retiren las minibombas y "las utilicen en tareas que no sean de racimo".
Debido a posibles bajas entre la población civil, en 2008, 123 países adoptaron una convención que prohíbe el uso de las bombas de racimo, aunque países como EE.UU., Ucrania, Rusia, China y Israel no se adhirieron al tratado.