PETA exige al Pentágono detener los ensayos con animales en el estudio del 'síndrome de La Habana'
La organización por los derechos de los animales Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) —que tiene más de 9 millones de miembros y simpatizantes en todo el mundo— ha exigido a través de una carta abierta al Pentágono que deje de financiar experimentos con animales para determinar si las ondas de radio podrían ser la causa del 'síndrome de La Habana', dolencia que ha afectado a diplomáticos estadounidenses en varias embajadas alrededor del mundo.
En la misiva, publicada este 13 de marzo, la PETA se dirige al secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, y a la secretaria del Ejército, Christine Wormuth, "instándoles nuevamente a que renueven la prohibición de las pruebas de heridas con armas en perros, gatos, animales marinos y primates no humanos y que ya no se permita herir a ningún animal con armas con fines de investigación, desarrollo y pruebas médicas o evaluación".
En este contexto, la organización animalista subraya que "dicha prohibición debe aplicarse" al experimento en curso, financiado por el Ejército de EE.UU., que implica irradiar a hurones con un arma de energía dirigida por radiofrecuencia (RF) en un intento irrelevante de estudiar los efectos en la salud cognitiva, conductual, vestibular y coclear del 'síndrome de Habana' en humanos".
Asimismo, PETA insta al Pentágono a poner también fin a "un aparente plan militar para exponer a monos a radiación de microondas pulsada en un intento equivocado de determinar los efectos en el cerebro humano asociados con un síndrome neurosensorial adquirido, comúnmente conocido como 'síndrome de La Habana'".
Teoría "poco probable"
La reacción de la PETA se produce poco después de que se diera a conocer que la comunidad de inteligencia de EE.UU., incluyendo la CIA, concluyera que es "poco probable" que esa dolencia sea originada por un arma secreta que utiliza energía o pulsos electromagnéticos, ni que haya sido creada por un país enemigo.
Además, descartaron que las "sensaciones acústicas extrañas y dolorosas" que han experimentado un millar de funcionarios estadounidenses sean el resultado de "acciones intencionadas, como un arma de energía dirigida, o derivadas de alguna otra actividad, incluida la vigilancia electrónica que involuntariamente pudo enfermar" al personal.
A pesar de ello, el Pentágono ha seguido con sus experimentos. El portavoz del Departamento de Defensa, Tim Gorman, confirmó la subvención para el estudio y añadió que el modelo podrá utilizarse posteriormente para "probar posibles tratamientos que alivien los trastornos asociados a la lesión cerebral traumática". Señaló que, siguiendo las órdenes del Congreso estadounidense, el Departamento sigue abordando los retos planteados por lo que el Gobierno denomina "incidentes sanitarios anómalos" (AHI).
La primera vez que se informó sobre estos síntomas fue en el años 2016, cuando miembros del personal de la Embajada de EE.UU. en La Habana afirmaron ser víctimas de ataques con ondas de radio o rayos ultrasónicos. Los diplomáticos que han padecido el extraño síndrome han llegado a acusar países como Rusia y Cuba de estar detrás de "ataques deliberados" para afectar a su salud. Sin embargo, las conclusiones de las agencias de inteligencia contradicen dichas especulaciones.