La quiebra del Silicon Valley Bank (SVB), la más grande desde la crisis financiera de 2008, así como el colapso y cierre del Signature Bank, no solo provocaron turbulencias en el sector bancario tanto de EE.UU. como de otros mercados, sino que hicieron saltar las alarmas sobre la posibilidad de una crisis financiera global como la que azotó el mundo hace 15 años.
La Casa Blanca insiste en que no se trata "en absoluto" de un escenario similar y sostiene que ahora el panorama es "muy diferente" con respecto a lo que pasó en aquel entonces, cuando primero quebraron gigantes de la inversión como Lehman Brothers y Bear Stearns, que arrastraron a más de 500 bancos asegurados a nivel federal, solo en EE.UU., que colapsaron entre 2008 y 2015, recoge The New York Times.
Sin embargo, tanto medios de comunicación como simples testigos de aquellos hechos no dejan de comparar la situación actual y la crisis de 2008, que terminó afectando prácticamente a todo el mundo. ¿Habrá efecto dominó de nuevo?
Diferencias con 2008
A diferencia de los grandes bancos que desencadenaron la crisis mundial en 2008, el SVB dependía en gran medida de un único sector de riesgo de la economía, tanto para sus depositantes como para otros clientes. Esto significa que el relativamente menor banco californiano, que trabaja con empresas tecnológicas emergentes, estaba libre de los sofisticados enredos financieros con otras instituciones que pudiesen hacer zozobrar a todo el sector.
Otra diferencia con 2008 radica en que aquella crisis fue provocada por activos que eran difíciles de calcular (por ejemplo, valores respaldados por hipotecas), por lo que se complicaba a los bancos estimar cuánto valían.
Esta vez, los causantes del alboroto son los bonos del Tesoro de EE.UU. y otros en general, fáciles de evaluar y vender. Esto, a su vez, hace que la intervención de los reguladores estatales sea "mucho más eficaz", sostiene CNN.
Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró el lunes que la población del país puede seguir confiando en el sistema bancario, al tiempo que defendió las bruscas medidas tomadas por su Gobierno para evitar la propagación de consecuencias de la quiebra del SVB y el Signature Bank. Sin embargo, las acciones de muchos bancos siguieron en caída tras el discurso del mandatario norteamericano.
Así, la agencia de calificación crediticia Moody's puso esta misma jornada la calificación de seis bancos estadounidenses en revisión a la baja, debido a condiciones de financiación "extremadamente volátiles".
¿Un contagio sin fin?
Pese a la revisión de Moody's y al estrés acumulado por el sector financiero debido a la subida continua de los tipos de interés por la Reserva Federal para combatir la inflación, los expertos estiman como poco probable que se materialice un escenario de crisis como el de 2008 y que el efecto dominó engulla al sector bancario.
Mike Mayo, alto analista del banco Wells Fargo, señaló el sábado pasado en declaraciones a la cadena CNN que la crisis del SVB no se puede comparar con la de 2008. "Esto es como la noche y el día, en comparación con la crisis financiera mundial de hace 15 años", enfatizó al precisar que en aquella crisis los bancos asumieron "riesgos excesivos", mientras que ahora esas entidades son "más resistentes".
Por su parte, Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro de EE.UU., sostuvo que la crisis del SVB no parece ser "un problema ampliamente sistémico", aunque advirtió que el sector de capital de riesgo y de la alta tecnología sufrirá los efectos de las turbulencias. Asimismo, el director ejecutivo del grupo de inversión Jefferies Group, Rich Handler, declaró que no ve riesgos de repetición de la crisis de 2008.
"En 2008, casi todo el sistema financiero estaba sobrecargado y lleno con activos ilíquidos mal evaluados. Este no es el caso de hoy. Nuestra percepción de la gama de instituciones sometidas a escrutinio es que cualquier problema es finito e idiosincrásico; en otras palabras, no amenaza a todo el sistema y no debería conducir a un contagio sin fin, siempre que mantengamos la calma", escribió Handler en una carta dirigida a clientes y empleados de su empresa, citada por Bloomberg.
Entretanto, esas estimaciones se reflejan en los cambios de algunos indicadores bursátiles. Así, el índice KBW, que rastrea los títulos de los 24 bancos estadounidenses más grandes, y que se desplomó en 16 % la semana pasada, lo que marcó el peor resultado desde marzo de 2020, volvió a crecer este martes y se engordó en 3,2% para el momento de escribir esta nota.
Asimismo, S&P 500, Nasdaq y Dow Jones, considerados como los tres principales índices bursátiles de Wall Street, experimentaron ligeras subidas esta jornada, creciendo entre 1 y 2 %. Esto significaría que los inversores estiman que se ha logrado contener el riesgo de contagio a gran escala en el sistema bancario, recoge CNBC.