El contrato firmado entre Australia y EE.UU. para la compra de tres submarinos estadounidenses de propulsión nuclear no compromete Canberra a ayudar a Washington en caso de un conflicto con China, aseguró el ministro de Defensa australiano, Richard Marles.
Esta semana, el Gobierno de Australia dio a conocer un plan para gastar hasta 368.000 millones de dólares australianos (unos 245.000 millones de dólares estadounidenses) en la adquisición de tres sumergibles de clase Virginia fabricados por EE.UU. —con la posibilidad de ampliar a hasta cinco unidades—, en el marco de la alianza estratégica militar AUKUS. En una entrevista brindada este domingo a ABC News, Marles dijo que dicho contrato no estipula ninguna promesa de apoyo por parte de Canberra a Washington en caso de un conflicto con el gigante asiático por Taiwán.
"Quiero dejar muy claro que, en el momento en que se ice una bandera [de Australia] en el primero de esos submarinos de clase Virginia a principios de la década de 2030, en ese momento el sumergible estará bajo el control total del Gobierno australiano", aseveró el ministro de Defensa. Además, indicó que los sumergibles darán a Canberra la capacidad de salvaguardar las importantes rutas marítimas comerciales en la región del Indo-Pacífico.
Australia quiere "la mejor relación posible con China"
Aunque Marles no señaló a Pekín como una amenaza para esas rutas marítimas, sí rechazó la creación de islas artificiales en el mar de la China Meridional. "Gran parte de nuestro comercio va a China, pero todo nuestro comercio con Japón y Corea del Sur, dos de nuestros cinco principales socios comerciales, pasa por el mar de la China Meridional", aclaró.
Marles hizo eco del discurso occidental del llamado "orden basado en reglas", indicando que Australia aboga por "la libre navegación" y que fortalecerá sus capacidades militares para defender esos intereses. No obstante, dijo que su país quiere "la mejor relación posible con China", y que se está "trabajando muy duro para estabilizar" esa cooperación, así como para tratar de mantener una relación bilateral "productiva" con Pekín.
Por su parte, China califica el acuerdo militar de AUKUS como un intento de EE.UU., el Reino Unido y Australia de "crear una réplica de la OTAN" en el Indo-Pacífico. Además, condenó el anuncio del contrato de los submarinos estadounidenses por parte de Canberra y advirtió que la medida afectará seriamente la paz y la seguridad regional y mundial.