El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, anunció este lunes que suavizará su propuesta de reforma del sistema judicial, en un intento por calmar la situación social y política tras las masivas protestas vividas en el país en los últimos dos meses, recoge Reuters.
El Gobierno de coalición israelí emitió una declaración que contenía varios cambios a la versión original de la legislación presentada el pasado 4 de enero. Entre otras cosas, la nueva propuesta prevé menos representantes gubernamentales de lo que se propuso originalmente en el Comité de Selección Judicial, el organismo que nombra a los jueces de los tribunales.
Además, el Ejecutivo decidió retrasar su tramitación parlamentaria hasta después de la interrupción de las sesiones en el Parlamento con motivo de la Pascua judía, entre el 2 y el 30 de abril.
En este contexto, Netanyahu instó a los opositores a abandonar sus planes de boicotear las votaciones de ratificación de la reforma y les pidió que pusieran fin a sus llamados a más protestas.
No obstante, el líder de la oposición, el ex primer ministro Yair Lapid, ha rechazado la oferta, asegurando que no ha habido cambios sustanciales. "La propuesta más reciente de la coalición es un borrador para la toma hostil del sistema judicial", criticó.
Llamada entre Netanyahu y Biden
El día anterior al anuncio, el mandatario israelí mantuvo una llamada con el presidente de EE.UU., Joe Biden, quien le manifestó que apoyaría un compromiso sobre la reforma judicial, al tiempo que alentó los controles y equilibrios y la construcción de un acuerdo político amplio.
La Casa Blanca comunicó que durante la conversación telefónica, Biden enfatizó que "los valores democráticos […] deben seguir siendo un sello distintivo de la relación entre Estados Unidos e Israel".
- El proyecto de reforma prevé otorgar al Ejecutivo israelí una influencia decisiva en la selección de los jueces y limita el alcance de la Corte Suprema para derogar leyes o fallar en contra del Gobierno.
- Los críticos consideran que esto debilitaría en gran medida la independencia del poder judicial, dado que Israel no tiene una Constitución, sino solo una comisión del Parlamento, controlada por la coalición gubernamental, para dirimir tales asuntos.