El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, negó este viernes que los cárteles del narcotráfico controlen partes del territorio nacional, como aseguró recientemente el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, durante una comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano.
"Él (Blinken) tuvo que decir que había regiones de México dominadas por el narco. Eso es falso, no es cierto", respondió López Obrador durante su habitual conferencia matutina.
El pasado miércoles, el senador republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham, preguntó a Blinken si existían regiones en México en las que los cárteles tuviesen el control de facto sobre el territorio. Presionado por el legislador, el secretario de Estado norteamericano respondió: "Creo que es justo decir que sí".
En este marco, López Obrador afirmó: "No hay ningún lugar del territorio en donde no haya presencia de la autoridad".
"Le puedo decir al señor Blinken, que creo que lo sabe, que constantemente estamos destruyendo laboratorios clandestinos [de drogas] en Sinaloa, en Sonora, en todos lados", añadió.
El discurso de los republicanos
Para López Obrador, las declaraciones de Blinken se dan en medio de las fuertes presiones de los legisladores republicanos por la campaña anticipada en EE.UU.
Graham, que mantiene activo un discurso bélico y en contra de la soberanía de México, ha hablado de "desatar la furia y el poderío de EE.UU." contra los cárteles mexicanos que "han estado aterrorizando" a los ciudadanos norteamericanos durante "décadas", una propuesta que ha encontrado eco en el sector republicano.
"El segundo paso en el que participaremos es otorgar a los militares la autoridad para perseguir a estas organizaciones dondequiera que existan. No invadir México. No derribar aviones mexicanos. Pero para destruir los laboratorios de drogas que están envenenando a los estadounidenses", propuso el pasado 8 de marzo.
La propuesta de los republicanos en torno a la política de drogas no cuestiona la débil persecución de los narcotraficantes de EE.UU. que operan en su territorio, ni la flexible política de armas en la nación norteamericana que termina por abastecer a las organizaciones criminales de México, como tampoco condena la creciente demanda de sustancias por parte de los ciudadanos estadounidenses.