Estados Unidos realizó este mes el segundo lanzamiento de un prototipo completamente operativo de su misil supersónico AGM-183A, desarrollado bajo el programa de Respuesta Rápida de Lanzamiento Aéreo (ARRW, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con un comunicado de la Fuerza Aérea difundido este viernes, el lanzamiento se efectuó desde un bombardero B-52H Stratofortress frente a la costa sur de California el pasado 13 de marzo.
La prueba se centró en el "rendimiento de extremo a extremo" del arma. Si bien las autoridades informaron que "se cumplió con varios de los objetivos", no queda claro si el ensayo tuvo un éxito total. "Los ingenieros y evaluadores del equipo de ARRW están recopilando datos para su posterior análisis", añade la declaración sin dar más detalles.
Se deduce que pudieron presentarse algunos inconvenientes en esta ocasión, ya que un informe de otro ensayo realizado el pasado diciembre indicaba claramente que el misil "completó su trayectoria de vuelo" y que "todos los objetivos fueron alcanzados". El sitio especializado Defense News le preguntó a la Fuerza Aérea si las maniobras de este mes fueron exitosas, pero se negó a proporcionar más detalles argumentando "razones de seguridad operativa".
La Fuerza Aérea detalló en su solicitud de presupuesto para el año fiscal 2024 que completaría el desarrollo de los prototipos y las pruebas de vuelo del AGM-183A este año, y solicitó 150 millones de dólares para conseguirlo. El Congreso había recortado 161 millones del programa ARRW en 2022 citando retrasos y fallas en las pruebas, recoge la revista Air & Space Forces.
Entretanto, Jay Pitman, vicepresidente de Lockheed Martin Missiles and Fire Control (una de las cuatro aéreas comerciales del fabricante), afirmó a la prensa a inicios de marzo que la empresa consideraba que estaba lista para "apoyar la producción" si se tomaba la decisión de comenzar.
El misil AGM-183A, desarrollado por Lockheed Martin, es considerado la primera arma del tipo ARRW en el arsenal estadounidense. Utiliza un sofisticado propulsor que se coloca bajo el ala de los B-52H para acelerar la velocidad del proyectil, del cual se desprende un planeador que lleva su carga explosiva hacia el objetivo. Las armas hipersónicas son capaces de alcanzar una velocidad cinco veces superior a la del sonido, además de maniobrar y cambiar su dirección y altitud, lo que a día de hoy hace imposible su interceptación.