El mercado europeo de heroína puede verse pronto abocado a un problema de escasez de suministro por la prohibición del cultivo de amapola decretada por los talibanes en Afganistán, lo que podría impulsar la producción en Europa de opioides sintéticos más peligrosos, informa Politico.
Casi toda la heroína que se consume en Europa proviene de territorio afgano, donde en abril de 2022 los talibanes prohibieron el cultivo de la amapola luego de recuperar el control del país tras derrotar al Gobierno respaldado por EE.UU. De la amapola se produce el opio y derivados, y está previsto que el veto a su cultivo entre en vigor en las próximas semanas.
La probable escasez de amapola en el mercado europeo podría hacer más rentable producir opioides sintéticos, como el fentanilo. Esto, a su vez, plantea un grave riesgo para la salud pública, ya que este tipo de drogas suelen ser mucho más fuertes que la heroína natural, 50 veces más potente en el caso del fentanilo, y, por consiguiente, las muertes por sobredosis serían mucho más comunes.
¿Un escudo contra el fentanilo?
La cosecha de amapola de 2022 quedó exenta de la prohibición de los talibanes, por lo que la posible escasez comenzaría con la recolección que arranca este mes de abril. Tras la cosecha, la heroína derivada de la planta tarda entre 12 y 18 meses en llegar al mercado europeo, dando un margen de tiempo a los gobiernos de aproximadamente un año antes de que comience a sentirse el impacto.
Paul Griffiths, director científico del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías, sostiene que, aunque pueda "parecer extraño", la "alta disponibilidad" de heroína natural que existe en este momento es "posiblemente un factor protector" contra los opioides sintéticos.
La historia respalda los temores de Griffiths, señala Politico. En los años 2000, los talibanes ya habían prohibido el opio, lo que provocó una escasez de heroína en Europa y poco después apareció el fentanilo por primera vez en la región. Esas drogas sintéticas provocaron serios problemas en la salud pública, especialmente en los países bálticos, causando altos niveles de muertes.
El fentanilo se cobra de decenas de miles de vidas cada año en EE.UU. En 2020, más de 58.000 personas murieron por sobredosis en el país norteamericano, en comparación con 97 en la Unión Europea. Mientras, para 2022 la cifra estadounidense aumentó a 68.000.