La NASA advirtió este jueves que existe un "monstruo invisible suelto" que está atravesando el espacio exterior tan rápido que si estuviera en nuestro sistema solar podría recorrer en tan solo 14 minutos los casi 384.400 kilómetros que separan a la Tierra de la Luna.
Se trata de un agujero negro supermasivo fugitivo que se estima que es 20 millones de veces más masivo que el Sol. Se detectó que el fenómeno astronómico ha dejado un rastro de gas y estrellas que mide alrededor de 200.000 años luz, el doble del diámetro de la Vía Láctea.
La agencia espacial estadounidense explicó que esto se debe a que el veloz agujero negro está empujando el gas frente a él para crear una nueva formación estelar a lo largo de un corredor estrecho, en lugar de devorar las estrellas que tiene delante. Asimismo, mencionó que el "monstruo invisible" está situado al final de la columna de su galaxia madre, con un "nudo notablemente brillante" de oxígeno ionizado en la punta más externa de esta.
Por otro lado, los responsables del hallazgo del agujero negro "fuera de control", recientemente reportado en The Astrophysical Journal Letters, sugirieron que esta condición puede ser ocasionada por el gas que está siendo impactado y calentando por el movimiento del objeto astronómico, o por un disco de acreción alrededor de este que está causando radiación.
Su descubrimiento fue por accidente
El fenómeno astronómico fue descubierto accidentalmente por un grupo internacional de astrónomos mientras observaban la galaxia enana RCP28, ubicada a 7.500 millones de años luz de distancia de la Tierra, mediante el telescopio Hubble de la NASA. Los investigadores mencionaron que el fenómeno no es visible en el medio intergaláctico, aunque su rastro de formación estelar sí, de ahí el denominativo de "monstruo invisible".
El astrónomo de la Universidad de Yale (EE.UU.) Pieter van Dokkum detalló que, debido a esta condición, se tuvieron que comprobar las observaciones del Hubble con un espectrómetro de baja resolución que está instalado en el telescopio KECK-1 en Hawái. Esto lo llevó a deducir que estaba viendo las consecuencias de un agujero negro que viajaba a través de un halo de gas, tras ser expulsado de su galaxia anfitriona, a una velocidad de 1.600 kilómetros por segundo.
De acuerdo con los investigadores, esta expulsión sucedió a partir de que tres agujeros negros se juntaron hace 40 millones de años en una configuración caótica e inestable, luego de que sus galaxias anfitrionas colisionaran entre sí. Debido a las fuertes fuerzas gravitatorias desatadas por este choque galáctico, uno de los agujeros negros terminó alejándose rápidamente en dirección contraria a los otros dos.
Por su parte, la NASA recalcó que existe una característica que se ve en el lado opuesto de la galaxia anfitriona que podría ser el agujero negro binario fuera de control. Sin embargo, no hay señales de que quede un agujero negro activo en el núcleo de la galaxia, por lo que el siguiente paso es llevar a cabo observaciones de seguimiento con su telescopio espacial James Webb, así como con su Observatorio de rayos X Chandra para confirmar qué pasó con este objeto astronómico.
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