Juntos por el Cambio, la principal coalición de derecha de Argentina, quedó al borde de la ruptura luego de que el expresidente Mauricio Macri y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, quien también es precandidato presidencial, se enfrascaran en una fuerte pelea pública a solo seis meses de las elecciones generales.
La disputa que se venía gestando en esta alianza terminó de estallar el lunes, cuando Rodríguez Larreta anunció que las elecciones locales en la capital se acoplarán a las mismas fechas que los presidenciales, pero con diferentes sistemas, algo que Macri no quería que ocurriera.
Esto significa que el próximo 13 de agosto se llevarán a cabo las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en las que cada partido y coalición definirá a sus candidatos a presidente y a jefe de Gobierno de Buenos Aires, y el 22 de octubre serán electos los nuevos gobernantes.
El problema es que, en ambos casos, los capitalinos tendrán que votar dos veces en dos lugares y con sistemas diferentes en una misma jornada, ya que para los cargos nacionales sufragarán por el tradicional y complejo sistema de "listas sábana" que se imprimen en papel, mientras que los puestos de la Ciudad de Buenos Aires se definirán a través de boleta única y en voto electrónico.
"Representa más gasto del Estado, más filas, más tiempo, dos urnas y boletas y hasta podría darse la insólita situación de personas que tengan que votar en aulas y escuelas distintas", escribió Macri en sus redes sociales, un rato después del anuncio de Rodríguez Larreta.
"No cambiar las reglas electorales en un año electoral es un valor de JxC (Juntos por el Cambio). No podemos complicar la vida de la gente, perjudicarlos y malgastar su plata por especulaciones o maniobras. Los argentinos estamos cada vez más claros y decididos a favor de un cambio y con menos paciencia para atropellos y abandonos", agregó.
Pero el pleito recién comenzaba. Con el pasar de las horas, los mensajes fueron subiendo de tono.
Reacomodos
En respaldo a Macri, salió la diputada y exgobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal.
"No hay ambición personal que pueda estar por encima de nuestros valores y del equipo. Somos el cambio o no somos nada", afirmó al repudiar la decisión de Rodríguez Larreta y a pesar de que hasta hace poco era su principal aliada en la coalición.
"Coincido con María Eugenia. Qué profunda desilusión", contestó Macri, en tanto que su exministra de Seguridad y también precandidata presidencial, Patricia Bullrich, recordó que el propio Rodríguez Larreta se había pronunciado en contra de "las trampas" y de cambiar las reglas en año electoral.
"Es muy simple: la coherencia y la convicción son los valores que defendemos. Hoy, él manipuló las reglas electorales en la ciudad de Buenos Aires (…) Cuidemos el dinero de la gente. Esta decisión es un despilfarro. Nosotros seguimos por el camino de los valores. Conmigo, estas cosas no van a pasar", señaló en tono electoral.
En el intercambio de mensajes quedó claro el reacomodo de fuerzas al interior de Juntos por el Cambio, una alianza que, ante la debacle de popularidad del peronismo que representa el Gobierno de Alberto Fernández, siente que tiene ganada de antemano la elección presidencial y desea asegurar su feudo político en la capital, en donde la derecha gobierna de manera ininterrumpida desde 2007.
Así, por un lado, ya es un hecho que Macri apoyará a Bullrich en las elecciones. Representan el bloque de Juntos por el Cambio que se ha ido corriendo de la derecha hacia la ultraderecha. Con ellos, por ahora, está Vidal, quien todavía es la tercera precandidata presidencial en discordia.
Rodríguez Larreta, en tanto, se queda con el respaldo de la Unión Cívica Radical (UCR), uno de los partidos tradicionales de Argentina, y Elisa Carrió, una mediática dirigente exaliada de Macri. La apuesta del jefe de Gobierno es mostrarse moderado, alejado de los exabruptos y discursos de odio que caracterizan a Bullrich.
La duda ahora es si Juntos por el Cambio se romperá de manera definitiva, y Bullrich y Larreta se postularán por separado a la presidencia o si en agosto próximo competirán en las PASO para ver quién se queda con la candidatura. Si pierde Bullrich, será una dura derrota para Macri.
Otra incógnita es de qué manera favorecerá o no esta pelea a Javier Milei, el diputado emergente de la ultraderecha cuya intención de voto va en ascenso, ya que le está restando apoyos ciudadanos a Juntos por el Cambio.
Trasfondo
Más allá de la implementación del voto electrónico, la pelea de fondo de la coalición se debe a que Macri desearía imponer a su primo Jorge Macri como candidato único a jefe de Gobierno de Buenos Aires, pero Rodríguez Larreta apoya al senador Martín Lousteau.
Además, la precandidatura del primo de Macri arrastra problemas legales ya que, para aspirar a gobernar la capital se debe tener residencia en este distrito, pero él es intendente con licencia de la localidad de Vicente López y formalmente reside en la provincia.
Esto implica que Jorge Macri no podría postularse, aunque, con el apoyo del expresidente, podría buscar alguna vía alterna. Pero lo que de ninguna manera quieren ambos es que compita contra Lousteau.
El escenario se complica porque Jorge Macri actualmente ocupa el cargo de ministro de Gobierno de Buenos Aires, es decir, que es el principal encargado de convocar y organizar las elecciones en las que él mismo quiere participar.
Por otra parte, con su decisión, Rodríguez Larreta abrió un conflicto interno para demostrar que no será "el títere" de Macri, como le acusan sus detractores.
Es una manera de diferenciarse con las acusaciones que recibe el presidente Alberto Fernández, a quien desde que asumió se le adjudicó una supuesta dependencia política de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, ya que fue ella quien lo postuló.