El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, declaró este viernes en una entrevista en la emisora Radio Kossuth que Ucrania es un país "financieramente inexistente" que sigue a flote gracias al apoyo de Occidente.
"Pagamos las pensiones ucranianas, los salarios, la sanidad. Obviamente, esto no puede continuar indefinidamente", aseveró el mandatario. En esta línea, señaló que si la respuesta a la pregunta "quiere Europa salvar a Ucrania" fuera un 'no', el conflicto con Rusia llegaría a su fin, recogen medios locales.
Asimismo, se refirió a la decisión de Reino Unido de suministrar a Kiev municiones de uranio empobrecido para los tanques Challenger 2, la cual, según él, demuestra que el conflicto sigue escalando.
"Los británicos quieren enviar proyectiles de uranio empobrecido al frente ucraniano. No una bomba nuclear, por supuesto, pero algo. Te pone la piel de gallina. Y los rusos han respondido desplegando armas nucleares tácticas en Bielorrusia", comentó. En este contexto, Orbán recordó del peligro de una guerra nuclear. "Que Dios nos libre de ella", dijo.
Por su parte, el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, comentó las palabras de Orbán, sugiriendo que "en cuanto termine la financiación occidental, terminará la propia Ucrania". "Al fin y al cabo, nadie la necesita", aseveró en su cuenta de Telegram.
Apoyo a cambio de victorias en el campo de batalla
Mientras, el jefe de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, Kiril Budánov, señaló este jueves en una entrevista al canal estadounidense ABC que Kiev podría quedarse sin financiamiento occidental de no prevalecer en el campo de batalla. "Sin victorias, tarde o temprano se cuestionará si merece la pena seguir apoyando a Ucrania", afirmó, al comentar los preparativos de Kiev para una contraofensiva.
El 31 de marzo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un acuerdo de financiación para Ucrania valorado en 15.600 millones de dólares por un período de cuatro años hasta 2027. El acuerdo forma parte de un paquete internacional de ayuda financiera de 115.000 millones de dólares para el mismo período que tiene como objetivo estabilizar la economía ucraniana.
Desde el FMI acentúan que las perspectivas económicas de Kiev son "muy inciertas" en el contexto de una "incertidumbre excepcionalmente elevada". Entre los problemas que afronta la economía ucraniana destacan el crecimiento de la deuda pública y el déficit fiscal.