El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil imputó a 100 bolsonaristas radicales por los ataques que devastaron los icónicas sedes de los poderes en Brasilia el pasado 8 de enero.
El plenario, en modalidad virtual, logró la mayoría de seis votos, con el emitido el miércoles por la noche por el juez Luis Roberto Barroso, a favor de acusar formalmente por primera vez y empezar a juzgar a los autores intelectuales, incitadores y participantes del vandalismo, que dejó daños por más de 5 millones de dólares.
Estas 100 personas están presas provisionalmente. Hay 200 detenidos más, cuyos casos serán analizados la semana que viene, y otros 1.000 acusados por la Fiscalía siguen en libertad, a la espera de la formulación de cargos.
"Actos criminales e inconstitucionales"
Los imputados responderán por un amplio abanico de presuntos crímenes, como intento de golpe de estado, terrorismo, asociación criminal o destrozo de patrimonio protegido por la UNESCO. No hay plazo estipulado para concluir el juicio.
En su denuncia, la Fiscalía asegura que los partidarios de Bolsonaro se asociaron con intenciones violentas a través de grupos de las redes sociales para atentar contra el Estado, e "intentar derrocar, por medio de violencia y amenaza el gobierno legítimamente constituido".
Los 11 jueces tenían hasta el próximo lunes para votar. En su voto, Alexandre de Moraes, dijo que los actos que buscan sembrar la violencia y desconocer la democracia son "criminales e inconstitucionales".
Los ataques, perpetrados por bolsonaristas descontentos con el regreso de Luiz Inácio Lula da Silva al poder, quedaron instalados en la memoria política colectiva de Brasil.
Las imágenes de grupos de personas enfurecidas y depredando con piedras, palos y cuanto hallaron a su paso las sedes del presidencial Palacio de Planalto, el Congreso y el STF, incitaron a muchos a responsabilizar al expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro.
La impunidad con la que actuaron y la facilidad con la que accedieron a las instancias llevaron a Lula a sospechar de que había "conniventes" en parte de las fuerzas armadas y de la policía, encargadas de la seguridad en los recintos. El mandatario acusó a Bolsonaro "instigar" el "intento de golpe".
Un futuro incierto para Bolsonaro
Durante años, el excapitán del Ejército se dedicó a sembrar dudas sobre la fiabilidad del sistema electrónico de voto, a arengar a sus partidarios en contra de los jueces del STF y, tras los resultados de las elecciones de octubre, se negó a reconocer su derrota de manera explícita.
El exmandatario también está siendo investigado por supuestamente haber alentado los ataques. El pasado viernes, el juez De Moraes, blanco habitual de la ira de Bolsonaro, ordenó a la Policía Federal (PF) que lo interrogara, para lo cual le dio un plazo de diez días.
Bolsonaro tiene otras causas abiertas en el STF y en la justicia electoral, entre ellas por difundir noticias falsas sobre las elecciones. Todas esas causas tienen consecuencias imprevisibles para el mandatario, que según él mismo y los expertos, tiene muchas opciones de ser impedido de presentarse a las próximas elecciones.