La UE aprobó este martes el programa de inversiones en el sector de los chips por un valor de 43.000 millones de euros (unos 47.000 millones de dólares).
De acuerdo con la Comisión Europea, la iniciativa, llamada 'European Chips Act', "aumentará la competitividad y resiliencia de Europa en tecnologías y aplicaciones de semiconductores y ayudará a lograr la transición tanto digital como verde". Margrethe Vestager, la vicepresidenta del organismo, también tuiteó el mismo día que el programa "refuerza la capacidad [de la UE] de fabricar sus propios chips", así como "ser un socio en la cadena de suministro global de chips".
Además, se prevé duplicar el porcentaje de la UE en el mercado global de los chips para el 2030, del 10% al 20%. En el marco de este objetivo, la Comisión Europea gastará 6.200 millones de euros (6.820 millones de dólares) de fondos públicos para "el desarrollo de una plataforma de diseño y establecimiento de líneas piloto para acelerar la innovación y la producción". De ellos, 3.300 millones de euros (3.630 millones de dólares) han sido acordados hasta el 2027. La medida será adicional a los 2.600 millones de euros (2.860 millones de dólares) ya previstos para tecnologías de semiconductores.
Mientras tanto, la UE puede tener problemas con reducir la brecha en el sector con sus competidores, señaló el experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, Paul Triolo, citado por Reuters. "La pieza crítica de la ecuación que la UE necesitará hacer bien, en cuanto a EE.UU., es, ¿cuántas cadenas de suministro que apoyan la industria se pueden mover a la UE y a qué precio?", destacó el analista.
En China también hay dudas de que la UE pueda lograr su objetivo. "Con solo 3.300 millones de euros provenientes del presupuesto de la UE, queda por ver cuánto efecto marginal puede generar y si puede movilizar suficiente capital al final", afirmó este miércoles Fu Liang, analista de tecnología independiente, citado por el periódico estatal chino Global Times.
Asimismo, subrayó que de esta forma la UE busca lograr la "autonomía estratégica". "En vez de un modelo unipolar dominado por EE.UU., actores globales, los aliados de EE.UU. incluidos, quieren ver un modelo de desarrollo multipolar", explicó.
En cuanto a las empresas tecnológicas chinas, el analista destacó que, pese a que se ven obligadas a reforzar su autosuficiencia, jamás intentaron evitar la cooperación con líderes globales. "Es más bien una relación de competencia y cooperación, donde partes diferentes pueden competir y crecer juntas", concluyó Fu.