Una nueva investigación realizada por especialistas del Museo de Historia Natural y otras instituciones académicas del Reino Unido advierte que los objetivos establecidos en la 15.ª Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP 15), destinados a frenar la actual extinción masiva de animales y plantas, son ambiciosos y pudieran no alcanzarse en los plazos establecidos.
Publicado en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences este miércoles, el trabajo cuantifica cómo las respuestas retrasadas al cambio climático, el incremento del calentamiento global y del uso de la tierra han influido en las poblaciones de mamíferos y aves en todo el mundo.
Los datos analizados revelan que los retrasos relacionados con los impactos del cambio climático son de 13 años para las aves pequeñas y de 40 años para las especies más grandes, por lo que existe un enorme lapso de tiempo entre el cambio y su impacto en las poblaciones. Atendiendo a esto, los autores alertan que apenas un año después del histórico 'pacto de paz con la naturaleza', los objetivos definidos en COP 15 pueden estar ya desactualizados, pues la magnitud de ese retraso no se tuvo en cuenta en las proyecciones de futuras pérdidas de biodiversidad.
"Existe un amplio reconocimiento de que el tiempo es corto para las acciones ambiciosas e integradas necesarias para detener la pérdida de biodiversidad para 2050", escriben el zoólogo Richard Cornford, quien dirigió la investigación, y sus colegas. "Este trabajo demuestra que el tiempo es aún más corto de lo que se había pensado", agregan.
Los especialistas mostraron que las tendencias de las poblaciones animales se explican mejor por los cambios pasados en la temperatura, con la sobreexplotación de la tierra como un factor importante e inmediato de las disminuciones. Las proyecciones del modelo indican que se esperan aumentos y disminuciones en el futuro número de de las poblaciones de aves y mamíferos hasta 2050, que responderán a los cambios ambientales que ya han ocurrido en los últimos años.
Incluso los esfuerzos radicales de restauración de la tierra pueden, por lo tanto, no lograr poner fin a la disminución de las poblaciones para 2030. Los expertos insisten en que se necesitan acciones adicionales e inmediatas para garantizar que se alcancen los ambiciosos objetivos de recuperación de la biodiversidad, al tiempo que advierten que más vale que nuestras acciones sean rápidas y significativas para salvar lo que queda.
Algunas acciones positivas
Los investigadores destacan que la gestión activa de las áreas protegidas ayuda a mitigar las amenazas inmediatas a la vida silvestre, por ejemplo, manteniendo límites sostenibles a las cuotas de caza que impactan directamente sobre la biodiversidad. Asimismo, el esfuerzo de administrar y restaurar hábitats también tiene beneficios directos para la salud humana, ya que es menos probable que los ecosistemas saludables y en funcionamiento propaguen enfermedades que afecten a las personas. Conservar la biodiversidad es una gran ganancia para todos, concluyen los expertos.