A primera hora de este lunes, comenzó la exhumación de los restos del fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, en el Valle de los Caídos, renombrado recientemente como Valle de Cuelgamuros.
El traslado, realizado a petición de la familia de Primo de Rivera, llevará el cadáver al cementerio de San Isidro, en el popular distrito madrileño de Carabanchel, para respetar su deseo de reposar en un camposanto cristiano.
Los trabajos se han realizado a puerta cerrada y en presencia de familiares. En los alrededores no se ha levantado apenas expectación, a diferencia de lo sucedido hace tres años y medio cuando se procedió a la exhumación del dictador Francisco Franco.
Fusilado durante la Guerra Civil y mitificado por el franquismo
La fecha elegida coincide con el 120.° aniversario del nacimiento de Primo de Rivera, que fundó en 1933, a los 30 años, la Falange, un movimiento fascista. Tres años después lo detuvieron por su relación con un atentado falangista y condenaron a pena de muerte. Fue fusilado el 20 de noviembre de 1936, poco después de que tuviera lugar el golpe de Estado que dio comienzo a la guerra civil española.
Su figura fue mitificada por el régimen franquista, lo que dio lugar a que tras la finalización de las obras de construcción del megamonumento funerario del Valle de los Caídos, en 1959, los restos de Primo de Rivera fueran trasladados hasta allí desde el monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Más exhumaciones por la ley de Memoria Democrática
Hasta ahora, estuvo allí en un sitio preeminente del interior de la basílica, frente al altar mayor y junto a la tumba de Franco. Retirarlos a ambos de este lugar obedece a la ley de Memoria Democrática, que establece que las figuras responsables del golpe de Estado y del franquismo no pueden permanecer enterrados en espacios relevantes para evitar su exaltación.
Así, en octubre de 2019, se exhumaron los restos de Franco del Valle de los Caídos, y en noviembre de 2022 los de Gonzalo Queipo de Llano de la basílica de La Macarena, en Sevilla. El próximo paso será la exhumación del general golpista Milans del Bosch y del general franquista José Moscardó de la cripta del Alcázar de Toledo, a unas decenas de kilómetros de la capital española.
En el caso de José Antonio Primo de Rivera se había establecido que fue víctima de la Guerra Civil, por lo que podía permanecer en el Valle de Cuelgamuros, pero en un lugar no preeminente. Sin embargo, la familia rechazó esta opción y prefirió trasladarlo a un cementerio cristiano, habida cuenta de que la resignificación del Valle conllevará su laicidad, sin connotaciones religiosas de ningún tipo.
Los represaliados republicanos a la espera
Queda pendiente la exhumación de 118 víctimas republicanas reclamadas por sus familias de entre los más de 33.000 cuerpos que yacen en las criptas de este mausoleo.
El proceso ha sufrido numerosos retrasos debido, principalmente, a las numerosas acciones judiciales emprendidas por grupos profranquistas para evitarlo. Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dio la razón a los familiares de los represaliados el año pasado, pero la alcaldesa de San Lorenzo de El Escorial se negó a conceder la licencia de obra necesaria alegando que la sentencia no era firme.
Estas dilaciones han hecho que algunos de los familiares, ya nonagenarios, hayan fallecido en los últimos años sin poder recuperar los restos de sus padres y otros familiares, a pesar de contar desde hace tiempo con sentencias judiciales que autorizaban su exhumación.
Entre los 33.000 cuerpos que alberga el mausoleo, en la que se considera la mayor fosa común de España, se encuentran víctimas de los dos bandos que se enfrentaron en la Guerra Civil. En el caso de los republicanos, la mayoría fueron trasladados, desde fosas comunes en los que habían sido enterrados durante el conflicto, sin el conocimiento de sus familiares y otros muchos con conocimiento, pero sin consentimiento.
El monumento fue construido durante cerca de dos décadas por aproximadamente 20.000 personas, la mayoría de las cuales eran presos políticos. Algunos de ellos yacen en las criptas que alberga la basílica que ayudaron a levantar.