El Reino Unido ha enviado a Ucrania miles de proyectiles para los tanques Challenger 2, incluidos los que contienen uranio empobrecido, pero no supervisa su uso y "no tiene obligación" de ayudar a limpiar sus restos, según las respuestas publicadas por el ministro de las Fuerzas Armadas británicas, James Heappey, a las preguntas del diputado Kenny MacAskill en el sitio web del Parlamento.
"Hemos enviado miles de cartuchos de munición Challenger 2 a Ucrania, incluidos cartuchos perforantes de uranio empobrecido. Por razones de seguridad operativa, no haremos comentarios sobre las tasas de uso ucraniano de los cartuchos suministrados", declaró.
Cuando se le preguntó dónde se utilizarían exactamente estos proyectiles, el ministro escribió: "Los tanques Challenger 2 y la munición de uranio empobrecido suministrados por el Reino Unido a Ucrania están ahora bajo el control de las Fuerzas Armadas de Ucrania. El Ministerio de Defensa no controla los lugares desde los que las FF.AA. disparan munición de uranio empobrecido en Ucrania".
En respuesta a otra pregunta sobre si el Ministerio de Defensa tiene la obligación de limpiar los proyectiles de uranio empobrecido disparados una vez finalizado el conflicto, Heappey afirmó que el Reino Unido no tiene tal obligación. Al mismo tiempo, el funcionario señaló que Londres pretende ayudar a Ucrania a salir del conflicto como "un país seguro, próspero y libre".
¿Qué peligro entraña el uso del uranio empobrecido?
El uranio empobrecido es un producto derivado del proceso de enriquecimiento del uranio. Sigue siendo radiactivo, pero a un nivel mucho más bajo que el material de partida.
Es utilizado en proyectiles y bombas porque se trata de un metal extremadamente denso, 1,7 veces más que el plomo, lo que le permite ser utilizado cuando se requiere una masa grande en un volumen pequeño. Así, proyectiles con esta sustancia pueden penetrar fácilmente tanques y vehículos blindados.
No obstante, debido a los elevados riesgos para la salud y el medio ambiente, el uso del uranio empobrecido sigue siendo una cuestión controvertida y suscita la desconfianza de diversas organizaciones y Estados.
Aunque el Reino Unido insiste en que se trata de "un componente estándar" de las municiones, la experiencia de su uso demuestra que tiene graves consecuencias para los habitantes de las zonas bombardeadas con este tipo de material.
Por ejemplo, cuando la OTAN intervino en el conflicto relacionado con la independencia de Kosovo en 1999, lanzó un total de 2.300 misiles contra 990 objetivos y 14.000 bombas.
Como consecuencia de esos bombardeos, la zona se vio afectada por "entre 10 y 15 toneladas del uranio empobrecido", que provocaron un desastre ambiental y multiplicaron por cinco los casos de enfermedades oncológicas.