La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. ha impedido a SpaceX realizar más lanzamientos hasta que haya concluido una "investigación de percance" del primer despegue fallido del potente cohete Starship, según informó la agencia a CNBC en un correo electrónico.
El lanzamiento se realizó el 20 de abril desde el centro de pruebas de SpaceX en Boca Chica, Texas, EE.UU. La operación provocó la perforación de un cráter en el hormigón bajo la plataforma de lanzamiento y terminó con la explosión del cohete unos cuatro minutos después.
Impacto medioambiental
El 16 de abril, antes del vuelo de prueba, el director ejecutivo de SpaceX, Elon Musk, reconoció que un vehículo con 33 motores es similar a "una caja de granadas" y que era más probable que el Starship no alcanzara la órbita, sino que explotara.
No obstante, la FAA reveló al medio que la gran cantidad de partículas similares a la arena y la ceniza, así como los restos más pesados se extendieron mucho más allá del campo de escombros previsto, al parecer cayendo sobre áreas residenciales de la ciudad de Port Isabel, a unos 10 kilómetros de la plataforma de lanzamiento, y sobre las playas de Boca Chica, que son zonas de anidamiento de animales en peligro de extinción, incluidas aves y tortugas marinas.
Además, aún no está claro si los efectos del lanzamiento afectarán a la salud de los residentes locales. Los expertos entrevistados por CNBC afirmaron que las emisiones de esas partículas podrían estar relacionadas con problemas pulmonares y respiratorios, y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) las considera un contaminante de alta prioridad.
¿Qué causó los daños a la plataforma de lanzamiento?
Poco después del vuelo, empezaron a aparecer en Internet imágenes del enorme cráter que se formó en el lugar del lanzamiento del Starship, que a diferencia de otros utilizados para cohetes tan grandes, carecía de un "sistema de diluvio de agua", que se utiliza para enfriar la plataforma y absorber las ondas de choque y de sonido, y de lo que se conoce como "trinchera de llama": túneles que canalizan los gases de escape calientes fuera de la plataforma.
Musk indicó que SpaceX había empezado a construir "una enorme placa de acero refrigerada por agua", pero "no estuvo lista a tiempo" y que los ingenieros calcularon "erróneamente" que la plataforma aún podría resistir la prueba.
A pesar de los daños que dejó el despegue, el magnate afirma estar pensando en realizar un segundo lanzamiento en tan solo "uno o dos meses". Sin embargo, es la FAA la que decidirá si se llevarán a cabo sus planes en el plazo previsto.