La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) está ultimando su mayor reforma estratégica desde la Guerra Fría, que implica la reorganización de sus fuerzas y de los métodos de respuesta contra Rusia, informa El País citando a fuentes que participan en la elaboración del documento.
En la nueva estrategia se prevé reformar algunos métodos militares, dejando de apostar por el despliegue de numerosos grupos de combate y, en su lugar, hacerlo a través de brigadas (compuestas por unos 5.000 militares) que puedan moverse sin estructuras fijas y desplegarse sobre el terreno de forma más rápida e intermitente (con vehículos, tanques y cazas colocados previamente sobre el terreno).
Los líderes militares de los 31 países miembros de la OTAN y los estrategas de la alianza están revisando el documento, que unifica los planes nacionales y los regionales. Se prevé que el nuevo plan sea aprobado en la cumbre del bloque que se celebrará en julio en Vilna (Lituania).
Las "principales amenazas" para la OTAN
"Los aliados sabrán exactamente qué capacidades y fuerzas necesitan, incluyendo dónde, qué y cómo desplegar esas fuerzas", dijo este miércoles el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg. "Los Planes Regionales [como se llama la estrategia] requerirán un modelo de fuerza de la OTAN mejorado para producir más tropas de alta preparación en toda nuestra alianza", señaló por su parte el jefe del Comité Militar de la coalición, Rob Bauer.
En la nueva estrategia, las dos principales amenazas para la coalición son Rusia y los grupos terroristas. La estrategia tiene distintos niveles: los nacionales, el llamado 'sombrero estratégico', que abarca tres grandes zonas (noratlántica, Europa Central y el sur, desde España hasta Turquía), y el análisis detallado de amenazas y reacciones por dominios: tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio.
Para que la reformulación de la estrategia no quede solo como un nuevo marco teórico, la OTAN necesitará más inversión, indicaron las fuentes. En este sentido, Stoltenberg ha reiterado en la necesidad de que los países miembros del bloque aumenten su gasto en defensa. Su objetivo es acordar un nuevo compromiso, que está ahora en el 2 % del PIB "como mínimo", aunque en algunas naciones como España apenas pasan del 1 %.