El asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., Jake Sullivan, se reunió esta semana con Wang Yi, director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de China, en medio de las crecientes tensiones entre los dos países.
La reunión se celebró el 10 y 11 de mayo en la capital de Austria, Viena, donde las partes mantuvieron "discusiones sinceras, sustantivas y constructivas sobre temas clave en la relación bilateral", comunicó la Casa Blanca. Además, se trataron asuntos relacionados con la seguridad global y regional, el conflicto en Ucrania y la situación en torno a Taiwán.
Se trata del acercamiento de más alto nivel desde que los presidentes Xi Jinping y Joe Biden se reunieron en noviembre pasado en Indonesia. "Este encuentro fue parte de los esfuerzos continuos para mantener abiertas las líneas de comunicación y administrar la competencia de manera responsable", reza el comunicado.
Por su parte, un alto funcionario anónimo de la Administración Biden, citado por Bloomberg, dijo que en la reunión Sullivan reiteró las preocupaciones de EE.UU. respecto a la posibilidad de que China suministre armamento a Rusia. Además, el asesor de Seguridad Nacional se centró en cómo manejar las tensiones sobre Taiwán.
Los posibles objetivos de EE.UU.
La fuente también indicó que ambas partes coincidieron en que era hora de superar el incidente del supuesto globo aerostático espía de China, que a inicios de año ingresó al espacio aéreo del país norteamericano y fue derribado, episodio que deterioró las relaciones bilaterales. Asimismo, agregó que Washington espera más compromisos en los próximos meses.
La reunión podría facilitar una conversación telefónica entre Biden y su homólogo chino. Este miércoles, el presidente estadounidense dijo que ha habido progreso en establecer una llamada con Xi Jinping y que "funcionará", aunque no dio detalles de cuándo ocurriría.
Se desconoce de quién fue la iniciativa de las conversaciones entre Wang y Sullivan, pero en las últimas semanas Washington ha estado insistiendo en ello. Uno de los objetivos de la Casa Blanca es calmar a sus países aliados en Asia y Europa que están preocupados de que EE.UU. no esté haciendo lo suficiente para aliviar las tensiones, que algunos temen que podría conducir a un conflicto abierto entre las dos potencias, reseña Bloomberg.