El Gobierno de Uruguay ha decidido subsidiar el agua embotellada en la capital del país, Montevideo, y en otros núcleos urbanos, debido a la extrema sequía que llevan padeciendo desde hace tres años, la peor en más de medio siglo.
Según informó el Ministerio de Desarrollo Social, se garantizará el equivalente al costo de dos litros de agua al día por persona durante un mes en Montevideo y Canelones a las mujeres embarazadas que reciben asignaciones familiares, a los niños de hasta 2 años que son beneficiarios del subsidio y a los que forman parte del programa de enfermos crónicos del Ministerio, así como a los pacientes con insuficiencia renal crónica y con cirrosis.
En el último año ha llovido un 60 % menos de lo normal según el promedio histórico de las últimas décadas, por lo que el presidente de la República de Uruguay, Luis Lacalle Pou, dijo que en estos momento "la urgencia es trabajar en dar la mayor calidad de agua posible con los recursos hídricos que hoy tenemos".
"Nos encontramos frente a una situación de excepcionalidad", señaló a principios de semana la ministra de Salud, Karina Rando. "Estamos haciendo todo lo posible por tener las medidas de contingencia que sean menos nocivas para la población. Es algo que es dinámico y que día a día vamos evaluando. No sabemos qué va a pasar mañana o la semana que viene", respondió a preguntas de los medios.
En esta situación, la empresa pública OSE (Obras Sanitarias del Estado), responsable del abastecimiento de agua, ha aumentado la salinidad permitida del agua corriente, debido a que la bajada de los niveles de los embalses normalmente utilizados ha hecho que se recurriera a otros con mayor salinidad.
Así, se debieron aumentar los niveles de cloruro y de sodio permitidos hasta cantidades que duplican los límites previos para garantizar la continuidad del servicio. Si bien las autoridades sostienen que es seguro para el grueso de la población, se han establecido medidas para tres grupos de ciudadanos en Montevideo, Canelones y el área metropolitana, una zona que alberga a casi el 60 % de los tres millones y medio de habitantes del país.
Para la población general, sin diagnóstico de hipertensión arterial, se recomienda mantener el consumo de agua habitual, aunque se aconseja no agregar sal a los alimentos de los menores de dos años, así como utilizar agua embotellada para la preparación de las fórmulas de los lactantes.
Para el segundo grupo, aquellos que consumen medicamentos antihipertensivos y diuréticos, recomiendan consumir hasta un litro por día de agua suministrada por la OSE, y completar el resto con agua mineral.
Mientras que para el sector compuesto por embarazas y pacientes de enfermedad renal crónica, insuficiencia cardíaca y cirrosis, se aconseja evitar el consumo de agua de la OSE y, de no ser posible, limitarla a un litro al día.
Por su parte, el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, afirmó esta semana que subir la salinidad es la "única alternativa posible", ya que interrumpir el suministro "sería mucho más grave desde el punto de vista sanitario", en declaraciones recogidas por El País de Uruguay.
Poco después, este jueves, Bouvier protagonizó una polémica al afirmar sobre la calidad del agua suministrada por la OSE: "Si vamos a puntos técnicos, el agua en estas condiciones no es potable, pero es bebible y es consumible".
El presidente de la OSE, Raúl Montero, explicó que si no se aumentaban los niveles de sodio, las alternativas eran "tener un muy bajo periodo de sobrevivencia, unos 16-18 días" o "tener cortes por zonas", lo cual bajo su criterio tendría como consecuencia el no poder "garantizar la calidad bacteriológica del agua".
"Elegimos sobrepasar estos dos parámetros de cloruros y de sodio y conservar la calidad bacteriológica, que pensamos que es un mal menor", sostuvo ante los medios.
Mientras, la ciudadanía se queja de la calidad del agua corriente, tanto por su sabor salado, como por su aspecto y consistencia, como demuestran diversos usuarios con videos e imágenes compartidas en las redes sociales.
Así, esta semana ya se han producido pequeñas protestas de ciudadanos que se han manifestado frente a las oficinas gubernamentales en el centro de la capital uruguaya para expresar su descontento por la situación del suministro de agua.
En este escenario, los medios nacionales informan que las ventas de agua embotelladas se han triplicado en las últimas jornadas, y es probable que aumenten después de que la OSE haya explicado que el suministro solo está garantizado para los próximos 35 días.
Además, la polémica también ha llegado al ámbito político de la mano de la construcción de la represa de Casupá, una infraestructura que lleva años proyectándose, pero cuya edificación todavía no se ha iniciado. De hecho, aún no se han llevado a cabo las expropiaciones necesarias.
La oposición recrimina la falta de acción al Gobierno en una obra que, sostienen, ya estaba financiada y programada; mientras que el Ejecutivo de Lacalle afirma que lo trabajos no estaban avanzados y que no contaba con los recursos para llevarla a término.