El Gobierno Federal de Alemania y los 16 estados del país adoptaron una serie de medidas más estrictas contra los solicitantes de asilo.
El canciller alemán, Olaf Scholz, anunció el miércoles un plan por el que Berlín introducirá controles más estrictos en sus fronteras, tras la presión de meses de los líderes regionales por obtener más ayuda y dinero para hacer frente a los recién llegados.
"La principal tarea a la que nos enfrentamos es controlar la migración irregular y, por supuesto, también limitarla", declaró Scholz al término de una cumbre sobre refugiados con líderes locales.
Según la resolución conjunta, el Gobierno aumentará la suma global destinada a los refugiados en 1.000 millones de euros (1.100 millones de dólares) para el año 2023, para apoyar a los estados federados a proporcionar ayuda adicional a sus municipios. Sin embargo, Scholz se ha negado a ceder a la demanda de pagar una suma global de 1.000 euros por refugiado.
Las medidas adoptadas incluyen también una modernización de los sistemas informáticos para acelerar las solicitudes de asilo, que actualmente demoran en promedio 26 meses. Según la nueva normativa, los solicitantes exitosos tendrían un camino más rápido hacia el asilo, mientras que los solicitantes rechazados podrían ser deportados más rápidamente.
Se acordó ampliar el plazo máximo de detención de migrantes de 10 a 28 días "en consonancia con el marco jurídico constitucional y europeo" para facilitar y mantener su aprehensión ante una posible expulsión.
Asimismo, Gobierno federal se comprometió a llegar a acuerdos con varios países que facilitarían la llegada de una cierta cantidad de "personal calificado" a cambio de que permitan deportar de regreso a sus propios ciudadanos cuyas solicitudes han sido rechazadas.
Mientras, organizaciones humanitarias han calificado el plan de "desastre para los derechos humanos". "Estas medidas supondrían el abandono de facto de los procedimientos constitucionales de asilo y de los acuerdos internacionales, así como el fin de la protección de los refugiados en Europa", denunció Seebrücke International, un movimiento a favor de una política migratoria basada en la solidaridad y los derechos humanos.
En los primeros cuatro meses de 2023, se presentaron más de 101.000 solicitudes de asilo en Alemania, un aumento del 78 % con respecto al mismo período del año pasado, una cifra que no se veía desde 2015, cuando la entonces canciller, Angela Merkel, abrió las puertas a los sirios que huían de la guerra civil de su país.