Un grupo internacional de científicos ha revelado por qué algunos animales se convirtieron en gigantes tras la extinción de los dinosaurios, ocurrida hace 66 millones de años, en un artículo publicado esta semana en la revista Science.
El estudio indica que los animales terrestres más grandes que sobrevivieron a aquel evento ocurrido a finales del Cretácico apenas llegaban a los 10 kilos, mientras que unos 15 millones de años después ya existían mamíferos de varias toneladas.
Los paleontólogos llevan más de dos siglos tratando de explicar la evolución del tamaño corporal de ciertas especies, por lo que hace unos años, el grupo de investigadores se puso a trabajar para intentar encontrar una respuesta.
Para ello, analizaron el caso de los brontoterios ('bestias del trueno', en griego), unos primos lejanos de los tapires y de los rinocerontes, que habitaron nuestro planeta durante el Eoceno, hace entre 56 y 34 millones de años. Estos pasaron de pesar unos 20 kilos a cinco toneladas, esto es, el equivalente a un elefante actual.
"Evolución irrepetible"
Utilizando modelos matemáticos que simulan procesos evolutivos y los datos más precisos disponibles, los expertos llegaron a la conclusión de que las nuevas especies de brontoterios no eran sistemáticamente mayores que sus ancestros. Sin embargo, una vez se asentaban, las de menor tamaño tenían mayor riesgo de extinción, porque las comunidades ecológicas de herbívoros en aquella era estaban plagadas de especies de tamaños medianos y pequeños, por lo que "los nichos ecológicos típicos de tallas moderadas estaban más saturados y las especies de brontoterios más pequeñas tenían más competidores".
Es decir, cuando aparecían especies más grandes, estas escapaban de dicha competencia, sobrevivían más tiempo y, de esta forma, podían producir otras especies, consiguiendo así ser más abundantes que las pequeñas y produciendo el patrón que se observa en el registro fósil.
"Lo que este tipo de hallazgo nos enseña es que los brontoterios no estaban predestinados a aumentar su tamaño. Fueron la contingencia y el azar los que proyectaron su evolución hacia tamaños gigantescos", explicaron Oscar Sanisidro Morant y Juan López Cantalapiedra, paleontólogos de la Universidad de Alcalá (España) y coautores del estudio. "Nuestro descubrimiento nos dibuja una evolución menos predecible y, por tanto, irrepetible", concluyeron.