La madre de una niña de ocho años que murió este miércoles bajo la custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) asegura que los agentes ignoraron repetidamente sus súplicas de atención hospitalaria para la menor. "A mi hija la mataron porque estuvo casi día y medio sin poder respirar", reveló Mabel Álvarez Benedicks en una entrevista telefónica este viernes a la agencia Associated Press.
La pequeña, Anadith Tanay Reyes Álvarez, había despertado con fiebre y dolor de cabeza luego de su llegada al centro de Harlingen (Texas), el 14 de mayo. Álvarez le indicó a uno de los miembros de la Patrulla Fronteriza que la niña sufría un dolor de huesos y solicitó atención médica para ella. Sin embargo, el uniformado le aconsejó darle agua y argumentó que eran síntomas de la etapa de crecimiento.
Finalmente, Anadith fue examinada por un especialista, quien concluyó que su estado era resultado de una gripe que le habían diagnosticado tras su detención. De todos modos, su madre insistió en que la llevaran a un hospital por las dificultades respiratorias que presentaba, pero le negaron su petición. "Sentí que no me creían", reveló.
¿Negligencia?
Anadith recibió un tratamiento de rehidratación, una ducha y medicamentos para la fiebre, pero sus problemas respiratorios persistieron y se sumó un dolor de garganta que le impedía comer, además dejó de caminar. Durante un chequeo de su presión arterial el miércoles, a Mabel le fue negada de nuevo la solicitud de una ambulancia. Horas más tarde, la jovencita perdió el conocimiento y tuvo una hemorragia por la boca.
La emergencia obligó al traslado de los servicios médicos al lugar, que procedieron a llevar a la menor al hospital local, donde finalmente fue declarada muerta, según un comunicado de la CBP. No obstante, Álvarez insiste en que su hija ya no tenía signos vitales cuando recibió la ayuda.
Anadith, de padres hondureños, nació en Panamá con una cardiopatía congénita, por la cual había sido sometida a una cirugía hace tres años. Además, sufría de anemia de células falciforme, un trastorno hereditario que afecta la forma en cómo los glóbulos rojos llevan oxígeno a todo el cuerpo. Mabel afirma que las personas que habían atendido a su hija sabían de sus antecedentes.
Álvarez Benedicks, de 35 años, reveló que había cruzado el 9 de mayo la frontera estadounidense por la ciudad texana de Brownsville, acompañada de su esposo y sus tres hijos. Después de que un médico le diagnosticara a Anadith una gripe, la familia fue enviada a Harlingen el 14 de mayo, pero no está claro por qué la familia estuvo retenida tanto tiempo. Actualmente, se hospedan en un refugio de migrantes de la localidad de McAllen y buscan recoger dinero para llevar los restos de su hija hasta Nueva York, su destino final en el país.