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El tren de América del Norte: ¿una obra de ingeniería geopolítica dirigida contra China?

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Una empresa extranjera está a cargo en México de un megaproyecto de infraestructura de alcance continental que busca aprovechar el potencial del T-MEC y conectarse con el Tren Maya y el Transístmico.
El tren de América del Norte: ¿una obra de ingeniería geopolítica dirigida contra China?

En paralelo a la construcción del Tren Maya y el ferrocarril que correrá a lo largo del Istmo de Tehuantepec –obras en las que destaca la participación del Gobierno mexicano– se desarrolla otro proyecto, de dimensiones mayores, pero financiado con dinero privado.

Se trata de una iniciativa que convertirá en realidad el sueño de las multinacionales que se dedican a hacer negocios al amparo del T-MEC: conectar México con EE.UU. y Canadá a través de un tren de una sola línea.

Un ferrocarril de alcance continental que reducirá los costos y los tiempos de tránsito y que, de acuerdo con sus promotores, hará cambiar el rostro de América del Norte para hacer de esta una región de prosperidad.

Para EE.UU. representa una ventana de oportunidad para contener a China. En marzo de 2021, el presidente Joe Biden expresó la necesidad de establecer una alternativa a la 'Ruta de la Seda', el megaproyecto de infraestructura auspiciado por el gigante asiático.

Se trata de una iniciativa que convertirá en realidad el sueño de las multinacionales que se dedican a hacer negocios al amparo del T-MEC: conectar México con EE.UU. y Canadá a través de un tren de una sola línea.

En una llamada telefónica con quien en ese entonces era el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, el mandatario estadounidense dijo que había que lanzar una "iniciativa similar" desde los "Estados democráticos".

Hoy ese proyecto está en marcha en América del Norte. A cargo de una empresa privada, la obra cuenta con el apoyo de los Gobiernos de México, EE.UU. y Canadá. El objetivo es fortalecerse como bloque regional para hacer frente a China.

Las claves de la obra

CPKC está al frente del megaproyecto de infraestructura, la empresa que surgió luego de que Kansas City Southern fuera adquirida por Canadian Pacific, por un monto de 31.000 millones de dólares. La fusión apenas se formalizó el pasado mes de abril.

El tren en manos de esta nueva corporación correrá a lo largo de un tendido de vía de 32.000 kilómetros. Se propone establecer conexiones entre boyantes centros de consumo, logísticos, así como con por lo menos 14 puertos.

Por ejemplo, los puertos que están localizados en los dos extremos de Canadá, Vancouver y Saint John, se podrán conectar con la región del Medio Oeste estadounidense.

Desde ese punto, se pretende llegar hasta el Sur de Texas y Nueva Orleans para, posteriormente, servir de enlace para varios centros logísticos localizados en la frontera con México, entre ellos, Laredo y Brownsville.

En territorio mexicano se tiene prevista tanto la conexión con puertos donde se reciben mercancías provenientes del Pacífico, como Lázaro Cárdenas (Michoacán), como con los corredores maquiladores que operan a lo largo de toda la zona del Bajío.

Oscar del Cueto, presidente de CPKC en México, sostiene que para aprovechar todo el potencial del denominado 'tren del T-MEC', se tiene la mira puesta en el arribo de nuevas empresas a México que, a su vez, buscan sacar ventaja de la cercanía geográfica con EE.UU.

Los planes de los directivos de CPKC son ambiciosos. Se proponen desde surtir autopartes a empresas globales como Tesla, que alista la construcción de una planta en Monterrey (Nuevo León), hasta transportar automóviles ya terminados, desde ese punto, con destino a las principales ciudades de EE.UU. y Canadá.

El sistema de trenes, un instrumento para la integración

López Obrador ha insistido durante su sexenio en dotar a los ferrocarriles de un mayor protagonismo como medio de transporte de pasajeros, así como de carga.

El Tren Maya, que se inaugura en diciembre de este año, tiene como una de sus misiones hacer que los turistas—nacionales y extranjeros— que arriban al aeropuerto de Cancún, se animen a adentrarse a la Península de Yucatán.

La idea es que no se limiten a visitar zonas arqueológicas de renombre mundial como Chichén Itzá o Tulum, u hospedarse en Playa del Carmen, Cancún y Mérida, sino que visiten lugares que no precisamente forman parte de los circuitos turísticos tradicionales.

A través de esta obra que conecta a cinco entidades federativas, el Gobierno busca incentivarlos a que vayan más allá.

El tren a lo largo del Istmo de Tehuantepec, por su parte, se perfila como un medio de transporte de carga, un 'minicanal de Panamá', para conectar el océano y Atlántico y el Pacífico, a través de una vía que atraviesa los estados de Veracruz y Oaxaca.

La meta es hacer que la derrama económica llegue hasta los lugares que hoy no son tan visitados por los turistas, donde las comunidades no han logrado superar la marginación y la pobreza.

El Tren de Maya, además de su vocación turística, se proyecta también como un transporte de carga. El objetivo consiste en disminuir los costos de los fletes, los tiempos de entrega, así como garantizar la inclusión de las mercancías de los productores locales.

El tren a lo largo del Istmo de Tehuantepec, por su parte, se perfila como un medio de transporte de carga, un 'minicanal de Panamá', para conectar el océano y Atlántico y el Pacífico, a través de una vía que atraviesa los estados de Veracruz y Oaxaca.

Lo que se busca es que sirva de puente entre la región Asia-Pacífico y la costa Este de la Unión Americana para el transporte de mercancías

En paralelo, y para generar empleo, el Gobierno mexicano espera que entren en operación por lo menos 10 parques industriales en los alrededores del Corredor del Istmo de Tehuantepec.

En estos estos dos proyectos, el Tren Maya y el Tren Transístmico, si bien participan empresas privadas como contratistas de las obras, resalta la participación del Estado mexicano. Y las instituciones militares han jugado un papel preponderante.

Los ingenieros militares se han hecho cargo de la construcción de varios tramos de vía del Tren Maya y, una vez terminado, será la Secretaría de la Defensa Nacional la encargada de su operación.

El Transístmico, por su parte, estará a cargo de una empresa bajo la custodia de la Secretaría de Marina, a fin de impedir su privatización, precisó el presidente López Obrador en noviembre de 2021.

En el caso del tren con el que se pretende conectar la región de Norteamérica, en contraste, solamente participan empresas privadas, particularmente extranjeras.

Se trata de corporaciones que arribaron desde finales del siglo XIX, cuando México recibía inversiones desde el exterior a raudales, y que se hicieron del dominio del sistema de carga.

Una de estas empresas, Kansas City Southern—hoy fusionada con Canadian Pacific bajo el nombre de CPKC—, en la actualidad mueve un 30 % de la carga nacional y cuenta con la concesión para operar 3.638 kilómetros de vías en las zonas Centro y Noroeste del país.

Por si fuera poco, CPKC se prepara para conectarse a los proyectos ferroviarios auspiciados por el Gobierno de la denominada 'Cuarta Transformación': el Tren Maya, de 1.500 kilómetros; y el Transístmico, de 309 kilómetros.

En definitiva, el ferrocarril del T-MEC se terminará convirtiendo en la columna vertebral del sistema ferroviario mexicano, orientando la mayor parte de sus operaciones hacia EE.UU. y Canadá.

La 4T apuesta por América del Norte

Los presidentes de México y EE.UU., así como el primer ministro de Canadá, coinciden en que, de cara al ascenso imparable de China en la economía mundial, es necesario implementar una estrategia de forma conjunta para fortalecer América del Norte.

Así lo expresó desde Washington López Obrador en noviembre de 2021, cuando se llevó a cabo la IX Cumbre de los tres países. En aquel momento, el político tabasqueño llamó a articular un plan para hacer frente al gigante asiático.

"Para el 2051, China tendría el dominio de un 42 % del mercado mundial y nosotros, EE.UU., México y Canadá, nos quedaríamos con un 12 %, lo cual además de ser una desproporción inaceptable en el terreno económico, mantendría viva la tentación de apostar a resolver esa disparidad con el uso de la fuerza", sentenció.

El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, por su parte, ha sostenido que la nación latinoamericana necesita sacar provecho de un ambiente de "estrés geopolítico" que impera en escala global.

De acuerdo con Ebrard, México está llamado a sacar ventaja de las tensiones entre EE.UU. y China, perfilándose como un atractivo destino para la inversión extranjera directa, así como una plataforma para la exportación de mercancías hacia América del Norte.

Las tensiones comerciales y geopolíticas en el plano internacional, de acuerdo con analistas del sector financiero, otorgan a México una "oportunidad única" para catapultar su economía hacia nuevos horizontes.

En este sentido, el tren del T-MEC constituye un eslabón clave y, por ello, tanto empresarios como altos funcionarios públicos, están decididos a desarrollar lo que parece una obra de ingeniería geopolítica dirigida contra China.

Un tren histórico, de una sola línea, único en su tipo, orientado a conectar plantas industriales, centros de consumos y logísticos, así como puertos, con vistas a robustecer las cadenas de valor de América del Norte.

Igual que sucede ya con la industria de los semiconductores, por ejemplo, la idea es hacer a un lado el suministro de partes que se producen en China, y colocar por delante la producción regional.

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