Científicos de Alemania, Suiza y Países Bajos han logrado reconstruir el cráneo fósil de un espinosáurido hallado en Brasil, lo que ha puesto al descubierto la estrecha relación de este peculiar dinosaurio del cretácico con el modo de alimentarse de los pelícanos.
"Su peculiar anatomía y el escaso registro fósil hacen que los espinosáurios sean misteriosos en comparación con otros dinosaurios carnívoros de gran tamaño", se lee en el comunicado de la Universidad de Greifswald (Alemania), que encabezó la investigación. En particular, se señala que la morfología del cráneo fósil del Irritator challengeri que, según los expertos, es el cráneo de espinosáurido más completo conocido por la ciencia, apunta a un tipo de alimentación totalmente diferente, ya que "su mordisco era débil, pero muy rápido".
Los investigadores lograron reconstruir cada hueso del cráneo fósil del ejemplar, de unos 6,5 metros de longitud corporal, mediante tomografía computarizada. De esa forma, pudieron apreciar la forma de la articulación de su mandíbula inferior al abrir la boca y cómo las mandíbulas inferiores se extendían hacia los lados, ensanchando así la faringe.
"Esto es algo similar a lo que muestran los pelícanos", aseguran los investigadores, que sostienen que el hallazgo podría ser un indicio de que el Irritator challengeri, descrito inicialmente en 1996, prefería presas relativamente pequeñas, como los peces, que eran cazados y gravemente heridos con movimientos rápidos para ser tragados inmediatamente, precisa el reciente estudio publicado en la revista Paleontologia Electronica.
Destacan, además, que el espécimen, que pertenece al grupo de los depredadores terrestres más grandes que han hollado la faz de la Tierra, representa el ejemplar más grande de su ecosistema, donde los paleontólogos encontraron también fósiles de otros dinosaurios, pterosaurios, parientes de cocodrilos, tortugas y diversas especies de peces. Se subraya que este estudio permite ahondar en la comprensión de estos depredadores mesozoicos especializados.
Cabe recalcar, que actualmente existe un debate sobre la legalidad y la ética de trabajar con especímenes brasileños custodiados fuera del país latinoamericano. En ese contexto, los expertos, alegan que el esqueleto fue importado a Alemania antes de 1990, cuando se aprobó el decreto sobre la exportación y el manejo de fósiles brasileños. Además, indican que es parte de una colección pública, por lo que está disponible para estudios adicionales para cualquier persona con interés científico.