Alemania, considerada el motor económico de Europa durante muchos años, entró este jueves oficialmente en recesión tras contraerse su economía dos trimestres seguidos, lo que se interpreta como una señal de que la resiliencia de la nación se está desmoronando, según un artículo de Bloomberg.
El medio estadounidense indica que varias décadas de políticas energéticas defectuosas, la desaparición de los automóviles con motor de combustión y una lenta transición a las nuevas tecnologías convergen para plantear la amenaza más fundamental para la prosperidad del país desde la reunificación en 1990.
En este sentido, señala que, a diferencia de lo ocurrido en aquel momento, la clase política alemana actual carece de liderazgo para abordar los problemas estructurales que "corroen el corazón de la competitividad" de la nación, asegurando que esto supone un "peligro para todo el continente".
"Período de cambio por delante"
"Hemos sido ingenuos como sociedad porque todo parece estar bien", comentó Martin Brudermüller, director ejecutivo de la empresa química alemana BASF. "Estos problemas que tenemos en Alemania se están acumulando. Tenemos un período de cambio por delante; no sé si todos se dan cuenta de ello", añadió.
De hecho, las previsiones económicas de la Comisión Europea, publicadas a mediados de este mes, apuntan que el crecimiento de Alemania será de 0,2 % este año y de un 1,4 % en 2024, frente a un promedio de la Eurozona del 1,1 % y del 1,6 %, respectivamente.
A pesar de este panorama, tras conocerse los últimos datos económicos del país, el canciller alemán, Olaf Scholz, aseguró que las perspectivas para la economía nacional "son muy buenas", añadiendo que al desbloquear las fuerzas del mercado y reducir la burocracia están "resolviendo los desafíos" que enfrentan.
En opinión de Dana Allin, profesora de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Europa de la Universidad Johns Hopkins, "la salud de la economía alemana es crucial para la economía europea en general y para la armonía y solidaridad del bloque".
No obstante, muchos economistas auguran un retraso de Alemania frente a los demás países de la región en el futuro próximo, y el Fondo Monetario Internacional pronostica que la nación mostrará el peor rendimiento del G7.
Energía, fundamento de la competitividad
El requisito clave para la competitividad industrial es la energía asequible, una desventaja para Berlín. Incluso antes de la crisis de los suministros rusos de gas, las tarifas de energía en Alemania estaban entre las más altas en Europa. Por lo tanto, la incapacidad de estabilizar la situación completando la transición energética conllevaría la estampida de fabricantes a otras regiones, señala Bloomberg.
Actualmente, Berlín está tomando medidas para limitar las tarifas para las industrias de alto consumo energético, como el sector químico, hasta el 2030, lo que podría costar a los contribuyentes hasta 30.000 millones de euros (32.000 millones de dólares), pero este plan, según el medio, sería "un parche temporal".
El problema consiste en que los recursos de energía limpia son limitados en Alemania considerando su relativamente corta línea de costa y la insuficiencia de días soleados. Por lo tanto, la nación germana pretende desarrollar una vasta infraestructura para la importación de hidrógeno de países como Australia, Canadá y Arabia Saudita, apostando por una tecnología que no ha sido probada a esta escala.
Simultáneamente, Berlín tendría que acelerar la construcción de redes de alta tensión que conecten los parques eólicos fuera de las costas del norte con las fábricas y ciudades del sur. Asimismo, el país cuenta con pocas capacidades de almacenamiento para poder resistir a interrupciones del suministro eléctrico.
Bloomberg destaca que ningún sector puede ilustrar más la situación económica actual que el automotriz. Mientras marcas como Porsche y BMW definieron la era del motor de combustión, los fabricantes de coches eléctricos se enfrentan a grandes dificultades.
Fragmentación política
Una solución podría yacer en un programa a largo plazo, pero esta perspectiva parece dudosa, dada la fragmentación política del electorado y el abandono de la tradición de apoyar claramente a los socialdemócratas o al bloque conservador.
Destacando las disputas en la coalición de Scholz, la agencia predice riesgos de inestabilidad política en el país, impulsados por el envejecimiento de la población que enfrenta a los "cómodos pensionistas con los jóvenes preocupados por su futuro". Entre los indicios del proceso, el medio menciona como ejemplo las redadas contra ecoactivistas que tuvieron lugar en Alemania esta semana.