La carrera hacia las próximas elecciones generales en España enfrenta sus momentos más decisivos. Los comicios se celebrarán el domingo 23 de julio, pero esta semana se deben decidir las coaliciones que concurrirán a la cita con las urnas.
En esta ocasión, los posibles pactos entre formaciones son más importantes que nunca. Los sondeos dan como partido más votado al conservador Partido Popular (PP), que solo podría gobernar si recibe el apoyo de Vox, abriendo así las puertas de otro Gobierno europeo a la ultraderecha.
Sin embargo, dos encuestas realizadas en los últimos días sostienen que el PP no podría gobernar si la izquierda alternativa finalmente concurre en coalición, es decir, si Sumar, la plataforma de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, logra aglutinar a Podemos.
Si Sumar y Podemos van por separado, el conjunto de PP y Vox alcanzarían 177 escaños, uno más que la mayoría absoluta, mientras que el Partido Socialista del presidente Pedro Sánchez se quedaría en 111 diputados (9 menos de los que tiene ahora), Sumar obtendría 22 escaños y Podemos caería hasta los 3, según una de esas encuestas, elaborada por el instituto 40dB para El País.
En el escenario alternativo, con Sumar y Podemos unidos, las dos derechas se quedarían en 169 asientos en el Congreso, mientras que el conjunto de socialistas, Sumar y Podemos obtendrían 148 curules.
Como PP y Vox no cuentan a priori con otros apoyos parlamentarios y Sánchez tiene experiencia en lograr acuerdos con otras formaciones –como ha sucedido en la actual legislatura–, sería probable que este resultado permitiera una nueva presidencia del líder socialista si consigue los votos de partidos minoritarios como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Junts per Catalunya o Partido Nacionalista Vasco (PNV).
En el marco de la unión de la izquierda alternativa, el PP se haría con el 32,3 % de los votos, con una enorme subida de 11 puntos con respecto a 2019; los socialistas con el 27,2 % (perdería un punto); Sumar y Podemos alcanzarían el 15,6 % y se convertirían en la tercera fuerza del Congreso; y Vox caería al cuarto lugar logrando el 13,6 %.
Tres días para cerrar un acuerdo
Después de meses de negociaciones entre Sumar y Podemos, que no han resultado fructíferos, y cuando las conversaciones se encontraban totalmente encalladas, la convocatoria de elecciones anticipadas por sorpresa que realizó Pedro Sánchez la semana pasada dio un plazo de 10 días para cerrar las coaliciones. El período se cumple esta semana.
Yolanda Díaz ha conseguido integrar ya en su marca a Izquierda Unida (IU), que actualmente forma parte Unidas Podemos, la coalición que gobierna junto al Partido Socialista. También ha aglutinado ya a Más País (que consiguió casi 600.000 votos en 2019), Compromís (con gran implantación en la Comunidad Valenciana), Catalunya en Comú o los ecologistas Verdes Equo y Alianza Verde. En total, las negociaciones abarcan a una quincena de partidos.
La idea es que el acuerdo esté listo este miércoles para que dé tiempo a que las bases de cada formación lo ratifiquen antes de que expire el plazo para la presentación ante el registro, que se cumple el viernes.
"La gente de nuestro país nos está esperando. Estamos trabajando sin descanso para dar tranquilidad y certeza a la sociedad española. Sumar no es solo un acuerdo entre partidos, sino que es un nuevo proyecto para recuperar el futuro para nuestros hijos e hijas", dijo Díaz a principios de esta semana, durante su participación en un foro económico.
De momento hay un goteo de fichajes para la plataforma de la ministra de Trabajo. Hace unos días fue Alberto Garzón, ministro de Consumo y coordinador general de Izquierda Unida, quien anunció que no se presentaría como candidato a las elecciones y que abandonaba la primera línea de la política, pero que comenzaba a trabajar en Sumar.
El lunes fue el turno de Pablo Bustinduy, exdiputado de Podemos, un experto en política internacional alejado de la primera línea desde 2019, y que no está salpicado por las luchas internas de la formación morada.
Los principales escollos
La diferencia de peso dentro de la plataforma de Díaz es uno de los principales escollos para lograr el ansiado acuerdo. Podemos reivindica su carácter nacional y su periplo de diez años, en los que por primera vez logró formar parte de un Gobierno de coalición.
Sin embargo, otras fuerzas, como Más País o Compromís, hegemónicos en este espectro ideológico en Madrid y la Comunidad Valenciana, respectivamente, creen que ellos deben liderar el espacio en sus territorios, ante la caída de respaldo que los morados tuvieron el pasado 28 de mayo.
Ligado con lo anterior se encuentra la cuestión de las listas, de encajar qué posición tendrán en ellas en cada territorio las formaciones que se integren bajo el paraguas de Sumar. Claramente, el listado con más aspirantes será el de Madrid, donde viven las mayoría de los actuales ministros y líderes de varias formaciones.
Las subvenciones que acarrea la entrada en las instituciones, la visibilidad en cada espacio de la campaña electoral, la comunicación política hasta las elecciones y el ritmo de integración también son elementos a superar antes de llegar a un acuerdo definitivo.
Aglutinando el voto de la derecha
Por su parte, en el otro lado del Hemiciclo, el PP ha salido reforzado en su proyección electoral en los últimos meses. Aparentemente, hay un resultado positivo por el efecto del cambio de liderazgo.
El anterior líder del partido, Pablo Casado, fue defenestrado el año pasado y sustituido por Alberto Núñez Feijóo, que venía avalado por cuatro legislaturas consecutivas presidiendo la región de Galicia.
Además, los comicios municipales y regionales celebrados el 28 de mayo, han supuesto otro espaldarazo para el PP, toda vez que la campaña se disputó en clave nacional.
Sin embargo, uno de los hecho definitivos que han dado a Feijóo más papeletas para aspirar a la presidencia del Gobierno español ha sido la desaparición de Ciudadanos, debido a que el sistema electoral español penaliza la fragmentación y premia la concentración del voto.
El PP ha conseguido aglutinar a la mayoría de los votantes de Ciudadanos, que ya anunció que no se presentaría a la cita con las urnas de julio.
Ahora, el adelanto electoral hará coincidir la campaña con la constitución de los Ayuntamientos y los Gobiernos regionales, lo que hará que los pactos entre Partido Popular y Vox, imprescindibles si los primeros quieren formar gobierno, estén en el foco del debate.
Alentando la movilización
En este punto, uno de los mayores objetivos es lograr la movilización del electorado. La derecha se encuentra actualmente mucho más motivada a asistir a la cita con las urnas, como demuestra el resultado de los comicios municipales.
De hecho, se estima que este pudo ser uno de los motivos que llevó a Sánchez a decretar el adelanto electoral, aprovechando la decepción de los resultados para toda la izquierda y pretendiendo espolear al electorado progresista para que no se quede en casa, especialmente en vista del goteo de nuevos Gobiernos regionales con presencia de la ultraderecha.
El cálculo, sin embargo, todavía no se sabe si saldrá bien. Es la primera vez que las elecciones se celebran en pleno verano, cuando una buena parte de la población se encuentra fuera de su residencia habitual, bien de vacaciones, en segundas residencias o visitando a la familia.
Así, lo que sí se espera es un aumento histórico del voto por correo, lo que podría tensar la conversación política, toda vez que desde los partidos de la derecha ya se hicieron numerosas alusiones a la posibilidad de fraude en esta vía.
Sin embargo, esas denuncias se desvanecieron por completo cuando se conoció que los resultados eran favorables para las filas conservadoras.