Los Gobiernos de EE.UU. y Reino Unido han anunciado este jueves que lanzarán una nueva asociación nuclear civil con el objetivo declarado de "mantener a Rusia fuera del mercado mundial de la energía nuclear civil".
La alianza, que se concretó durante la visita a Washington del primer ministro británico, Rishi Sunak, donde se reunió con el presidente estadounidense, Joe Biden, forma parte de un acuerdo más amplio, bautizado como Declaración Atlántica, que ahonda la cooperación entre ambas naciones.
Aparte de la asociación en el ámbito nuclear, Washington y Londres se comprometieron a iniciar negociaciones en pos de un acuerdo que estará encaminado a reforzar las cadenas de suministro de cinco minerales clave para la producción de vehículos eléctricos: cobalto, grafito, litio, manganeso y níquel.
Esta iniciativa, en particular, permitirá a los fabricantes británicos obtener beneficios de algunas de las subvenciones estipuladas en la Ley de Reducción de Inflación estadounidense (IRA, por sus siglas en inglés).
Desde el Ejecutivo británico señalan que la IRA supone "un incentivo de 3.750 dólares por cada vehículo, a condición, entre otras cosas, de que los minerales críticos utilizados en su producción -principalmente empleados en la batería- procedan de EE.UU. o de un país con el que EE.UU. tenga un acuerdo sobre minerales críticos".
Acuerdo de libre comercio no, cooperación estrecha sí
Paralelamente, las dos naciones acordaron ampliar su cooperación en ámbitos tales como la inteligencia artificial, el desarrollo de redes 5G y 6G, la computación cuántica, semiconductores, la ingeniería biológica.
Entre otros planes se destaca el compromiso de eliminar barreras burocráticas en el intercambio de datos que, según las estimaciones de Londres, permitiría ahorrar unos 92,4 millones de libras esterlinas (más de 116 millones de dólares) al año.
Por otra parte, acordaron que Biden plantee ante el Congreso la propuesta de designar al Reino Unido como "fuente doméstica" bajo la Ley de Producción de Defensa de EE.UU., lo que permitiría a las compañías británicas obtener contratos estatales estadounidenses.
Desde medios británicos señalan que lo acordado hoy no es el tratado de libre comercio con Washington que el Partido Conservador británico prometió tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Sin embargo, la Declaración Atlántica es "poco más que una serie de minitratados económicos", dado que "marca el alejamiento del reciente lema británico del libre comercio sin trabas, en favor del proteccionismo mutuo", recoge The Guardian.