El significativo desarrollo de las empresas chinas de la industria de computación en la nube es objeto de preocupación en EE.UU., que ve a estas compañías como competidores directos de gigantes tecnológicos establecidos en el país norteamericano.
Según personas familiarizadas con el asunto, la Administración Biden y miembros del Congreso estudian desde hace 18 meses una "campaña" para imponer regulaciones más estrictas a las empresas chinas que operan en EE.UU. y encontrar formas de contrarrestar su expansión en el extranjero, lo que abriría un nuevo frente en la "guerra fría digital", recoge The New York Times.
Además, han entablado conversaciones con empresas estadounidenses de computación en la nube, como Google, Microsoft y Amazon, para obtener información sobre las operaciones de sus competidores chinos. Una de las preocupaciones principales gira en torno a la privacidad y seguridad de los datos, ya que, según los funcionarios estadounidenses, Pekín podría explotar los centros de datos chinos en EE.UU. y otros países para tener acceso a información confidencial.
En los últimos años, Washington ha limitado el acceso de China a tecnologías críticas, lo que hasta ahora ha afectado principalmente al sector de tecnología y telecomunicaciones y, en segundo lugar, a los semiconductores. Durante la Administración del expresidente Donald Trump, se apuntó a los fabricantes chinos de equipos de telecomunicaciones como Huawei y ZTE, se restringió las aplicaciones de propiedad china como TikTok y Grindr, y se trató de limitar la participación china en los cables de Internet submarinos.
Al centrarse particularmente en las empresas de nube chinas, los funcionarios estadounidenses muestran su preocupación ante la influencia china en la infraestructura de Internet y en los servicios digitales, al tiempo que amplían el alcance de las tensiones tecnológicas entre Washington y Pekín, sugieren los analistas.
Mientras, Wang Yi, director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista chino, le dijo al secretario de Estado, Antony Blinken, durante su reciente visita al país asiático, que EE.UU. debía dejar de interferir en el desarrollo tecnológico de China.