La crisis por la falta de agua no da tregua en Uruguay luego de que el Gobierno confirmara la disminución en el consumo del líquido en la capital Montevideo y su área metropolitana.
En medio de una fuerte sequía que azota a la nación suramericana, el suministro de agua dulce en la presa Paso Severino, que abastece a la ciudad, ha disminuido aún más, alcanzando uno de los niveles más bajos en la historia de la región. También es histórico el poco caudal del río Santa Lucía, desde donde se solía tomar el agua para la planta potabilizadora que abastece a cerca de la mitad de la población nacional.
Y a pesar de los esfuerzos de las autoridades por no cortar el suministro, el agua que llega a los hogares ya no es considerada potable. En ese sentido, se cumple casi una semana de la declaración de emergencia hídrica, una medida que le permite a la Administración de Luis Lacalle Pou tomar medidas extraordinarias para paliar la crisis, como por ejemplo aumentar el nivel de cloruro de sodio por litro de agua a más del doble.
La prolongada falta de lluvias y la abrupta caída de las reservas obligó a las autoridades a recurrir al estuario del Río de la Plata para mezclar su agua con la poca que queda almacenada, la cual es mucho más salada que la de los cauces interiores del país debido a su cercanía a la desembocadura en el océano Atlántico.
En ese contexto, el Gobierno recomienda que el líquido que sale del grifo no sea consumido por personas hipertensas, con insuficiencia cardíaca o renal. Sin embargo, son muchos los montevideanos que no padecen tales inconvenientes y que de todas formas prefieren beber agua embotellada ante el temor de posibles complicaciones en su salud.