Las medidas coercitivas de EE.UU. contra la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), la principal industria del país, han causado pérdidas millonarias al país suramericano, severos impactos en la población y una redefinición de las estrategias del Gobierno para sortear el bloqueo y generar oportunidades.
Durante años, la nación suramericana ha denunciado en distintas instancias internacionales las sanciones impuestas por Washington como mecanismo de presión para deponer al presidente venezolano, Nicolás Maduro.
El golpe más severo lo ha recibido la industria petrolera. Por esta razón, entre 2015 y junio de 2020, la producción de PDVSA cayó 87v%, lo que significó pasar de un promedio 2,4 millones de barriles diarios a 339.000 barriles, en junio de 2020. De cada cien dólares en divisas, el país dejó de percibir 99 en siete años.
Las investigaciones económicas estiman en 232.000 millones de dólares las pérdidas de la industria petrolera "debido a la caída de la producción, las sanciones, la guerra de precios y el sabotaje contra PDVSA", según el Observatorio Antibloqueo.
En sus intentos de incrementar las presiones sobre Caracas, esta semana un juez estadounidense anunció que seguirá adelante con la venta de sus activos del refinador Citgo Petroleum, el activo más importante de Venezuela en el exterior y filial de PDVSA, para satisfacer los reclamos de los acreedores, según una nota de Reuters.
Ya en mayo pasado, la Cancillería venezolana calificó de "zarpazo" la "nefasta licencia 42" emitida por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de EE.UU. (OFAC), que permite la confiscación de Citgo, que se encuentra bajo control de la oposición.
Por su parte, la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, señaló que el dictamen de la OFAC que permite el remate de Citgo es violatoria del Estado de derecho y de toda normativa internacional. "Es un escándalo internacional sin precedentes", apuntó.
Más tensiones
El clima de tensiones entre ambos países se avivó con la declaración reciente de Donald Trump, quien manifestó que durante su mandato presidencial buscó el "colapso" de Venezuela "para apoderarse de su petróleo" y, para ello, contó con la complicidad de la oposición encabezada por Juan Guaidó.
"Estamos comprando petróleo a Venezuela, cuando me fui, Venezuela estaba a punto de colapsar, y pudimos quedarnos con todo ese petróleo, y lo tendríamos justo al lado", expresó el exmandatario.
Aunque el plan de Trump fracasó, el país ha vivido el efecto de la coerción, que ha tenido impacto entre sus más de 30 millones de habitantes.
Entrevistado por RT, el ingeniero e investigador Johnny Hidalgo, expresó que las sanciones produjeron una afectación en los niveles de producción de PDVSA, que causó la pérdida de unos 2 millones de barriles diarios
"Aunque se ha venido levantando progresivamente, aún no hemos podido llevarlo a los niveles deseados porque estas sanciones nos cortan los flujos financieros", manifestó.
Posibles salidas
A mediados de mayo, la OFAC autorizó hasta el 19 noviembre las transacciones de cuatro empresas energéticas estadounidenses con PDVSA.
La participación de empresas extranjeras, más el sector privado que se está sumando a la industria petrolera, hizo que el número de barriles diarios pasara de unos 300.000 a 800.000, con posibilidad de un incremento progresivo.
Aunque tras el conflicto de Rusia y Ucrania, EE.UU. no flexibilizó las sanciones, sí ha permitido licencias a empresas operadoras con el propósito de garantizar que el país tenga suministro de petróleo.
La situación financiera también se ha visto comprometida porque al excluir a Venezuela de los sistemas de pagos internacionales tradicionales, la nación quedó imposibilitada para ejecutar sus transacciones.
Pero toda crisis genera oportunidades. Por ello, el país suramericano anunció un plan de recuperación de su principal industria, un proceso de reestructuración que incluye la comprobación de nuevas reservas de gas para fortalecer su posicionamiento como reserva energética mundial y favorecer nuevos esquemas de comercialización.