¿Resurgen autodefensas en México? Ejecución de Hipólito Mora reaviva temor a la violencia en Michoacán

El estado mexicano fue cuna de grupos de ciudadanos armados que, en gran parte, terminaron cooptados por el crimen organizado.

El asesinato de Hipólito Mora, exlíder de las autodefensas de Michoacán, generó un clima de tensión en este estado mexicano en donde hace una década nacieron las guardias comunitarias para combatir al temible cártel Los Caballeros Templarios.

Aunque las autodefensas que se gestaron en 2013 y estaban supuestamente integradas por civiles hartos de la violencia, diversas investigaciones periodísticas y académicas han demostrado que organizaciones criminales participaron en la creación de algunos grupos o terminaron cooptando a otros.

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En el caso de Mora, hubo frecuentes señalamientos de presunta complicidad con cárteles pero, hasta el momento de su ejecución, no se comprobaron.

El crimen desató una conmoción, ya que este agricultor limonero de 67 años fue precisamente uno de los fundadores y primeros líderes de las autodefensas de Michoacán, como se bautizaron los colectivos que decidieron armarse para frenar a Los Caballeros Templarios, que en 2013 ya dominaban el estado a costa de amenazas y extorsiones a la población.

Las autodefensas crecieron tanto que llegaron a contar con más de 15.000 hombres que operaban en 35 municipios de Michoacán. Se convirtieron en un símbolo de la incapacidad del entonces presidente Enrique Peña Nieto en combatir a las organizaciones criminales y terminar con la violencia.

En tiempo récord, las autodefensas lograron su objetivo. Para 2015, Los Caballeros Templarios ya habían sido desplazados del Estado. En 2019, su líder, Servando Gómez, alias 'La Tuta' fue condenado a 55 años de prisión, pero nada de ello implicó el fin de la violencia.

La carta

Con Los Caballeros Templarios ya sin el control Michoacán, las autodefensas se disolvieron. Aunque en un principio el Gobierno había denunciado que eran organizaciones ilegales, Peña Nieto terminó negociando y libró de cargos a la mayoría de sus integrantes, algunos de los cuales se pasaron a las filas de otros cárteles.

Mora regresó a su trabajo como agricultor, pero sin dejar de ser una voz escuchada en el estado a sabiendas de que las amenazas en su contra no cesaban.

Su ejecución no fue una sorpresa. Tanto esperaba el ataque, que el exlíder de las autodefensas dejó una carta que quería que se leyera cuando lo asesinaran. Así lo hicieron sus familiares.

"Que mi muerte no sea en vano. Lo dije en muchas ocasiones, sabía que este día llegaría. Lo dije, me voy a morir peleando. Solo quiero que mi lucha no sea en vano", escribió.

También conminó a la población a combatir al crimen organizado. "Los michoacanos, que todos presumimos bravura, seamos valientes una vez y acabemos con este mal que nos tiene en el suelo. Que los policías vean que tienen la fuerza para acabar con esto", dijo.

Por otra parte, Mora envió un mensaje al Gobierno que estuviera en el momento de su muerte. "Que se fije en los ciudadanos antes que en sus campañas o en sus bolsillos. Yo nunca acepté sobornos ni intimidaciones, luché sin recibir nada a cambio más que el cariño de la gente", señaló.

A su familia, amigos y seguidores, los convocó a hacer lo que sea necesario para continuar su lucha. Y aunque no dio más detalles, su hermano ya explicó que la ejecución puede hacer revivir a las autodefensas.

Advertencia

El fin de semana, en el poblado La Ruana, en Michoacán, todo fue conmoción porque las consecuencias del asesinato de Mora todavía son impredecibles.

Guadalupe Mora, hermano de la víctima, le advirtió al gobernador Alfredo Ramírez que, si no detienen a los sicarios que cometieron el crimen, habrá un levantamiento civil armado.

"Ya muchas personas, amigos míos y amigos de mi hermano Hipólito, me han llamado (y me han dicho) que están conmigo, que nomás diga yo y agarramos las armas. Yo se lo voy a dejar al gobernador, todo está en él, si no hace pronto justicia o nos deja solos como estamos, vamos a agarrar las armas pronto", señaló en una nota publicada por la revista Proceso.

El gobernador respondió enseguida. Aseguró que no hay nada que justifique las amenazas y, además, equiparó a las autodefensas con la "delincuencia organizada" y "grupos de delincuentes". Para él son todo lo mismo: personas que actúan al margen de la ley.

Pero la tensión es latente, y a todos los niveles. El domingo, el obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García, criticó al presidente Andrés Manuel López Obrador por el acto masivo que realizó en la Ciudad de México para celebrar los cinco años de su victoria electoral.

"Él nos prometió que su principal objetivo era poner la paz en nuestro país, yo digo, en vez de haber celebrado festivamente en el Zócalo, ¿por qué no celebrar un día de luto, de duelo nacional? No solo por los fieles de mi diócesis que han perdido la vida, por tantos hermanos de México. Celebrar un día de duelo y reconocer que en nuestro país hay más violencia que hace cinco años", dijo.