La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, criticó la reincorporación de EE.UU. a la Unesco, afirmando que el proceso se ha llevado a cabo violando la carta de la organización y pasando por alto el reglamento vigente de su conferencia general.
En una declaración, la vocera recordó que el país norteamericano es el mayor deudor de la Unesco, con más de 600 millones de dólares adeudados, y afirmó que "restaurar los derechos de voto y de voto pasivo de EE.UU. a cambio de nada más que promesas no respaldadas de tomar algunas medidas puramente internas sobre la cuestión de la deuda" es un nuevo ejemplo de "doble rasero" con respecto a otras naciones y demuestra que Washington se ha acostumbrado a deber dinero a los demás.
Según Zajárova, la vuelta de EE.UU. a la Unesco obedece a las aspiraciones políticas del país: contrarrestar la influencia de China, tal y como se afirma abiertamente en Washington, así como promover "enfoques divisivos de bloques" contra Rusia en el seno de la organización. Tal política conduciría a "la consolidación en la Unesco del dictado ideológico del 'Occidente colectivo', que no reconoce los derechos de los países de la mayoría mundial a preservar su singularidad civilizacional, cultural y filosófica".
El pasado 30 de junio, la Unesco aprobó el regreso de EE.UU. a la organización aceptando las condiciones propuestas por Washington para pagar gradualmente su deuda. Los representantes de 132 países votaron a favor de la medida, 10 países se pronunciaron en contra y otros 15 se abstuvieron.
El país norteamericano se retiró de la Unesco el 31 de diciembre de 2018. Washington conservó el estatus de observador, pero dejó de pagar cuotas y de ser miembro del Comité del Patrimonio Mundial. De hecho, la participación financiera de EE.UU. en la organización estaba suspendida desde 2011, después de que Palestina se uniera a la Unesco como miembro de pleno derecho.


