El principal candidato a la presidencia taiwanesa busca mantener la paz con Pekín
El actual vicepresidente de Taiwán y el candidato más popular a los comicios presidenciales de 2024, Lai Ching-te, ha declarado que, al ser elegido, podría mantener la paz con Pekín mediante unas conversaciones justas y abiertas, en medio de las crecientes tensiones militares y económicas en la región.
"Apoyaré el 'statu quo' a ambos lados del estrecho [de Taiwán], que redunda en interés tanto de la República de China —como se conoce formalmente a Taiwán— como de la comunidad internacional", escribió este miércoles el político en Wall Street Journal. "Nunca descartaré la posibilidad de un diálogo sin condiciones previas, basado en los principios de reciprocidad y dignidad", agregó.
Lai también recalcó que, a pesar de los desafíos militares y económicos cada vez más significativos, sus principales prioridades "siguen siendo el pragmatismo y la coherencia".
"Trabajaré siempre por la paz y la estabilidad del pueblo de Taiwán y de la comunidad internacional", prometió.
Entre los "cuatro pilares" para lograr la estabilidad en la región que el candidato del gobernante Partido Progresista Democrático menciona en su reciente artículo, están el aumento de la capacidad de disuasión de Taiwán, la seguridad económica, la cooperación con "las democracias de todo el mundo" y el "liderazgo firme y de principios a ambos lados del estrecho".
En este contexto, Lai subrayó que seguiría adelante con el plan de la actual líder taiwanesa, Tsai Ing-wen, de reforzar las defensas de la isla para "reducir el riesgo de conflicto armado" con Pekín.
"Buscaré una mayor cooperación con socios y aliados, especialmente en formación, reestructuración de fuerzas, defensa civil e intercambio de información", escribió.
Según fuentes diplomáticas citadas por Reuters, se espera que Lai visite el próximo mes Estados Unidos, que es el principal apoyo internacional y proveedor de armas de Taiwán, para discutir su agenda política.
Tanto Tsai como Lai afirman que Taiwán ya es un Estado soberano e independiente, a pesar de que solo 13 países lo reconocen formalmente. Pekín, por su parte, considera la isla como "una provincia rebelde" que forma parte de "una sola China".