El asesinato de una tendera de 61 años en el interior de su negocio de la céntrica plaza madrileña de Tirso de Molina, que conmocionó a la ciudadanía española, ha sido utilizado por la ultraderecha en el país para difundir bulos xenófobos y presuntamente incitar al odio, según investiga la Fiscalía General del Estado.
El atraco, que terminó con el apuñalamiento de la mujer, fue resuelto en apenas 24 horas por la Policía Nacional, que consiguió detener al presunto asesino y a la mujer que lo acompañaba, su cómplice, ambos españoles.
Sin embargo, el breve lapso de las investigaciones fue suficiente para que desde la derecha institucional y social se lanzara el bulo de que el asesino había sido un migrante magrebí. De hecho, se lanzaron proclamas que pedían asaltos y quemas contra "los lugares de acogida de argelinos", difundidos desde cuentas como Desokupa, una empresa dedicada a los desalojos forzosos con medios que bordean la ley.
Además, alentado por el contexto de los sucesos de la última semana en Francia, la derecha ha instado a constituir grupos vecinales de ultras para perseguir a migrantes. Lo mismo anima a hacer precisamente el mediático líder de Desokupa, Daniel Esteve.
El bulo del asesinato en Madrid fue difundido por medios de comunicación de extrema derecha, por otros de ámbito nacional, viralizado en redes sociales y extendido por líderes políticos de la formación ultraderechista Vox, la tercera fuerza del Congreso, con 52 diputados.
Uno de ellos fue Santiago Abascal, líder de Vox, diputado y actual candidato a la Presidencia del Gobierno por su partido, que en una publicación en su perfil oficial de Twitter aseguraba que "los españoles están sufriendo el disparate migratorio avalado por todos los partidos" y enlazaba a una publicación del medio La Gaceta de la Iberosfera.
Precisamente, este medio, que parece que fue uno de los precursores de la supuesta noticia, es propiedad de Vox desde 2020, a través de su Fundación Disenso, el laboratorio de ideas de la fuerza ultra.
Abascal no fue el único en hacerse eco del inexistente "asesino argelino". También lo hizo el secretario general de organización de Vox, Ignacio Garriga, que afirmó que Francia no era una excepción, "sino un testigo aventajado de lo que será Europa si no se pone freno a la inmigración descontrolada e inadaptada".
El mismo artículo fue compartido por el diputado de Vox, Agustín Rosety y por la senadora del partido ultraderechista, María José Rodríguez de Millán, que lo acompañó diciendo que "las políticas de puertas abiertas no afectan al que las dicta desde un despacho, sino a los españoles de a pie".
Miles de personas replicaron la noticia añadiendo comentarios mucho más violentos, racistas, xenófobos e intransigentes.
Sin embargo, tan solo 24 horas después, cuando la labor policial dio sus frutos, se conoció que el asesino era un hombre español de más de 50 años y su compañera, también ciudadana española, de la misma franja de edad.
Las nuevas informaciones no hicieron que el entorno de la ultraderecha decayera en sus intenciones. El líder de Vox no retiró su tuit, aunque su medio, La Gaceta, sí borró el artículo que había publicado con la información falsa. Abascal tan solo se limitó a decir en una entrevista del martes por la noche que el bulo parecía "una equivocación" y que se había hecho eco "de una información que incluye un error".
En pocas horas, un nuevo bulo volvió a recorrer las redes sociales. Así, infinidad de cuentas vinculadas a ese espectro ideológico se apresuraron a asegurar que el autor del asesinato había adquirido la nacionalidad española un año antes, pero que sí era argelino.
La realidad es que el autor de la grave agresión es un hombre identificado como Jesús, nacido en Madrid, con problemas de politoxicomanía, que cuenta con numerosos antecedentes penales y que es un viejo conocido de la Policía local. El mismo perfil tendría su acompañante, cuyo papel era el de avisar en caso de que se acercaran agentes mientras se cometía el robo.
Ahora, desde la Fiscalía General del Estado se investiga si lo acaecido puede responder a un delito de odio por la difusión de esas noticias falsas señalando a colectivos migrantes.
Ese delito está recogido en el Código Penal español en su artículo 510, que establece una pena de prisión de uno a cuatro años y una multa de seis a doce meses para diferentes conductas, entre las que se encuentran "quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona" por motivos racistas, entre otros, o quienes difundan "escritos o cualquier otra clase de material que por su contenido sean idóneos para fomentar, promover, o incitar directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia".